Levante UD: La épica como nuevo hábito

Este encuentro, al menos durante los 45 minutos iniciales, evidenció las buenas tablas y el respeto que ambos conjuntos suelen transmitir a todo el mundo, incluso entre ellos mismos. El estadio de los aragoneses más que un campo de fútbol pareció convertirse en un frontón, con una pared formada por Loureiro, Blasco y Pulido y con otra con los nombres de Elgezabal, Dela e Ignasi Miquel.

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Todos ellos hicieron posible que el electrónico no sufriera alteraciones y con especial motivación lo afrontó el último de esos granotas, que no solo disfrutó de su segunda titularidad con Calero, sino que además se reencontró con uno de sus antiguos equipos en donde tan buen sabor de boca dejó. Si la fiesta no estaba completa, a ellos se adhirió Iborra, como novedad del once inicial, en una decisión justificada por el técnico para buscar centímetros y más autoridad en el juego aéreo, en una faceta por la que ha destacado el Huesca. Y así amenazaron en más de una ocasión durante los instantes iniciales, pese a la oposición granota.

Los futbolistas y el mismo entrenador saben que un partido no se resuelve tampoco en los compases iniciales. En ocasiones, hay que esperar hasta el noventa de juego e incluso, si es necesario, más allá de este tiempo. La épica se ha convertido en un nuevo hábito y en el levantinismo, aunque con la boca pequeña, parecen haberse mal acostumbrado a este tipo de finales cuando se alcanza el tiempo de agregado, tan agónico en algunos casos y tan gratificantes en otros.

Cuando la hinchada granota desplazada a Elda comenzó a entonar el «Calero saca a Espí», fue el preludio de lo que estaba por venir no solo en aquella tarde en el Nuevo Pepico Amat, sino también en las jornadas posteriores que ya se han consumido. Ante el Cartagena, si bien no había nada relevante en juego más allá de ampliar el resultado, el capitán Vicente Iborra materializaba un penalti para sumar confianza y mejorar el gol average general. Este domingo, con el desplazamiento a Huesca, no fue ninguno de los dos anteriores, pero sí fue Álex Forés.

El delantero a préstamo por el Villarreal se quitó la espinita que tenía clavada de apariciones anteriores, en las que le faltó algo más de eficacia, para ser el protagonista de una celebración balsámica tanto a nivel individual como colectivo. Todos ellos coinciden en tres factores comunes, como es el haber pasado por las categorías inferiores, su sentido de pertenencia y de cariño hacia el club y el haber salido a revolucionar los encuentros a partir de las segundas partes en las jornadas en cada uno terminó anotando.

El champán quedó descorchado por Álex Forés al tomar el relevo de Espí y sumar de nuevo con un más tres. Un hito y festejo al que seguro también se unirá Calero, porque no solo significa convertir al Levante como el nuevo líder, por méritos propios y no por una simple casualidad. Sabe que ahora tiene a toda una plantilla comprometida para la causa y que, sin importar los minutos que suman, sea desde el inicio o durante el juego, actualmente sí aportan con creces.