![Gratitud y algunos recelos para Danvila](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/26/Imagen%2020240326%20JUNTA%20GRAL.%20ACCIONISTAS%20REDES%20001-RZeos51BbsQJGR1uuEt50JN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Gratitud y algunos recelos para Danvila](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/26/Imagen%2020240326%20JUNTA%20GRAL.%20ACCIONISTAS%20REDES%20001-RZeos51BbsQJGR1uuEt50JN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Muchos recelos al principio, cierta expectación conforme fueron transcurriendo las horas, constantes críticas al pasado más reciente y evidentes muestras de gratitud cuando la junta de accionistas fue tocando a su fin. Casi a las once de la noche y cuando Pablo Sánchez, presidente del ... Levante, dio por concluida la asamblea, una ovación generalizada dio metafóricamente el pistoletazo de salida a una nueva era, que tiene a José Danvila como hombre fuerte del levantinismo, un hombre vinculado estrechamente a Quico Catalán y que se esforzó en todo momento por plasmar que sus ideas no tienen nada que ver con la gestión que ha llevado al Levante a un lastre de 107 millones de euros, algo impensable hace muy pocos años.
A Danvila se le va a examinar cada movimiento que haga y cada decisión que tome con lupa. Los 23 millones que ha puesto de su bolsillo tras un proceso de elección de la Fundación (cuestión muy criticada por la asamblea) no le garantizan ni mucho menos un periodo tranquilo, al menos desde el punto de vista popular. Es precisamente esa cuestión, su popularidad, la que tiene que ganarse a marchas forzadas (ya avisó que le gusta tener un perfil bajo) de cara a la afición. De hecho, el domingo pasado en el partido contra el Elche ya fue objeto de cánticos por parte de Levante Fans, un colectivo con el que se reunió precisamente este lunes con el fin de limar asperezas. «No me ha dado tiempo a hacer las cosas mal», llegó a decir el consejero delegado granota.
Entre los esfuerzos por apostar por la transparencia, por no cometer el error de la anterior legislatura de estar en ocasiones por encima de los aficionados, por plasmar la cruda realidad del club a nivel económico con los recortes y drásticas decisiones («hay que seguir con las reducciones», avisó al final), pero con la idea de que hay mimbres suficientes para poder relanzar de nuevo la entidad. Fue de hecho ese punto el que sirvió a Danvila para poner en valor la gestión de los últimos catorce años de Catalán. La figura y la labor en los dos últimos cursos de Catalán fue uno de los focos importantes del debate. Ahí tuvo que tirar Danvila de habilidad, por un lado para no levantar las protestas de los accionistas y, por otro, para evitar dejar en mal lugar no sólo su propia labor dentro del consejo sino para no arañar a Catalán. «Nos equivocamos en las decisiones deportivas y después en una decisión de apostar a cara o cruz. Soy consciente de todo aquello. ¿Ha habido errores? Sí. Hoy no está Quico Catalán, estamos nosotros. Estos catorce años, once en Primera, suponen que también hoy, y lo digo con total franqueza, el club tenga 71 millones de CVC. Hay palancas de posible crecimiento, tenemos unos activos que nos permiten salir adelante por esos catorce años», dijo el hombre fuerte granota, respaldado por los votos evidentemente de la Fundación, que todavía conserva el 60,3%. El proceso de cambio accionarial se tendrá que hacer en una próxima extraordinaria, así como la confirmación futura del consejero dominical propuesto por la Fundación.
Se metió la tijera y de qué manera, desde los botellines de agua hasta los vuelos charter. Con el no ascenso, este tipo de particularidades pasaron a la historia levantinista. La reducción de costes a todos los niveles fue una de las primeras medidas que decidió adoptar José Danvila. La más impactante a nivel económica, sin duda, la bajada del salario dedicado a la primera plantilla, que de 22 millones pasó a los 12 (fueron 12,9), y que con la salida de Vezo hasta 10. No obstante, han habido cambios de rutina que no tienen desperdicio. El plan de choque de Danvila abarcaba desde las no concentraciones en el hotel en los partidos en los que el equipo juega casa, hasta la decisión de volar cuando sea imprescindible en vuelo regular y no en chárter. El autobús se ha convertido en habitual cada dos semanas. Hubo detalles que no pasaron desapercibidos, como la supresión de botellines de agua en la ciudad deportiva de Buñol (se ha aplicado un sistema de agua diferente), el café, el catering, los servicios de limpieza, la reducción de número de azafatas, la elección del local para la celebracion de la junta (se hizo en el complejo municipal de La Petxina y no pagando los 17.000 euros que costó el alquiler anterior)... Lo del agua se cifró en un ahorro de 93.000 euros sin esos botellines que antes se consumían. La salida de personal del área de ejecutivos supone una disminución de 700.000 euros, los 450.000 del fútbol sala y en 100.000 se ha cifrado la eliminación del convenio con el Patacona. Por otro lado, en la búsqueda de ingresos, la idea es un nuevo planteamiento en la futura ciudad deportiva de Nazaret y también del estadio. Hay conversaciones con dos operadores y hasta se mencionó una tercera. La novedad ayer fue que habló de incluir en el proyecto de Nazaret colegios, residencias para evitar que la inversión sea exclusivamente dedicada a la promoción de futbolistas en la cantera. «Si invertimos solo para piernas... hay que buscar un retorno. Son 20.000 metros de edificabilidad con diferentes usos. Se pueden hacer colegios, residencias...»
Aprovechó la ocasión Danvila para ganar terreno a una asamblea bastante tímida de ánimos al principio y que poco a poco se fue creciendo. «Quiero que me juzguen de septiembre hacia adelante. El club se ha deteriorado pero realmente a medio plaza vamos a salir adelante. El club llevaba una deriva que no era conveniente. Soy el primer interesado en que esto salga bien. El levantinismo somos todos, yo estaré un periodo pero no es eterno. Voy a hacerlo lo mejor posible, estoy arriesgando mi dinero», confesó.
Aunque al final de la sesión se planteó con cierta fuerza la posibilidad de activar la figura del consejero delegado (Jorge Lucas lo enfrió al considerar que no está la reglamentación vigente), una de las promesas que sí quedaron patentes fue la de escuchar al FROG, «quizás dentro del consejo porque aquí no queremos ocultar nada a nadie». Precisamente ese cambio que de rumbo que aparentemente quiere imprimir esta nueva directiva fue una de las cuestiones que más quedaron patentes en la tarde-noche. Sobre todo, para no repetir los errores que parece que el Levante comete cíclicamente y que enturbian la viabilidad del club. Tanto fue así que en más de una ocasión Danvila dejó claro que de no haber intervenido con esas inyecciones económicas que poco a poco fue subiendo conforme fue dándose cuenta de la realidad, «hubiéramos tenido un problema grave, descenso administrativo. Si seguimos otro mes más sin pagar se corría el riesgo de la desaparición del club, como el Reus. No sé si encontrará muchas personas que pongan 23 millones de euros sin firmar un papel».
Se cuestionó, con mucha parte de lógica, el rol de la Fundación («soy consciente de esa fractura») y quedó claro que la realidad del Levante son esos 40,2 de gastos para este 23-24.
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