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Escarbando en la historia más o menos reciente del Levante, hay una situación que guarda un claro paralelismo con la actual de Alessio Lisci: la de José Luis Oltra cuando fue destituido Schuster en la temporada 2004-2005. «Yo había firmado para el filial tras haber hecho unas buenas temporadas con el Castellón. La idea era mantener el primer equipo en la Liga y subir al filial a Segunda», recuerda el técnico valenciano. «Habíamos jugado contra el Zaragoza, que era rival directo, e íbamos terceros. Cuando podía iba al Ciutat y recuerdo que me llamó Pedro Villarroel para pedirme que regresase al estadio tras una dura derrota ante el Málaga. Me lo plantearon, no tuve opción», relata.
La historia de Oltra fue vertiginosa. Del filial a la élite y, con un verano de por medio, la primera destitución en el fútbol profesional también le llegó en un santiamén. «Teníamos una situación muy complicada», apunta sobre ese final de Liga, cuando asumió las riendas del primer y donde se confirmó el descenso: derrotas en Albacete y Villarreal, empates ante Valencia y Barça. En ese sentido, Lisci tiene en teoría más margen de maniobra, con toda la segunda vuelta por disputar siempre que el club mantenga la confianza en el italiano hasta el final. «Hoy en día los cuerpos técnicos llegan muy preparados, y como siempre va a depender de los resultados. Otra cosa es la experiencia para manejar los entornos. Va a tener que manejar el grupo, relacionarse con el presidente y la directiva, los medios de comunicación, la afición...», enumera Oltra.
El Levante mantuvo su confianza en el técnico, que empezó la temporada en Segunda con tres victorias consecutivas. Pero luego se encadenaron cinco jornadas sin ganar (tres derrotas y dos empates), se ganó al Castilla y la goleada en Almería (5-1) le sentenció. «Aquella experiencia la guardo como algo positivo, aunque no saliera bien. Me ayudó a mejorar como entrenador y desde entonces ya no he dejado de trabajar en el fútbol profesional», comenta el valenciano.
Oltra sufrió la hiel de la destitución en el Fuenlabrada justo antes del parón navideño: «Yo lo comparo a la pérdida de un familiar. Te lo puedes esperar más o menos, pero siempre necesitas un proceso de duelo. Tienes que superarlo y sobre todo, que tu gente no sufra», señala. Más de 15 años después de debutar en Primera, Oltra se sabe al dedillo la ley no escrita del fútbol. Por ello, su diagnóstico de este Levante que empieza 2022 hundido es claro: «Igual que cuando ganas todo suma, si pierdes, todo resta. Este deporte va mucho de dinámicas, así que cuando estás en la ola buena, hay que mantenerse en ella como sea. Estoy convencido de que al equipo lo único que le falta es una victoria que aleje fantasmas».
El entrenador valenciano es de la opinión de que no hay plantilla para estar con sólo ocho puntos a falta de un partido para llegar al ecuador de la Liga. «Igual hay jugadores que han bajado el rendimiento que se les presupone. Cuando entras en una dinámica como esta, se dan un cúmulo de circunstancias», indica. Oltra piensa que el Levante está a tiempo de reaccionar y lograr el objetivo: «Evidentemente hay un hándicap, pero Paco López también llegó en una situación difícil. En el fútbol hay que buscar la mejor versión de los componentes que podemos controlar».
En ese sentido, no diferencia su situación en 2005 (con 31 años) y que tanto se asemeja a la de Lisci por ser entrenadores noveles y de edades inferiores a algunos futbolistas, con otras que ha vivido ya con más bagaje. «Yo siempre he sido muy sincero al dirigirme a la plantilla. En aquel momento les dije: ‘Vengo a molestar poco y a ayudar en lo que pueda, a ayudaros a ser mejores jugadores. El fútbol es de los futbolistas», señala José Luis Oltra.
«Todos tienen que tirar del carro», expresa. «Hay que lograr que no se te haga de menos, saber cuál es tu cargo y que vas a tomar las mejores decisiones posibles. Pedir la colaboración y ayuda para no tener que hace la posición de poder que te da un puesto, sino que se te perciba como uno más», explica José Luis Oltra: «Cuando yo llegué al Levante, con 31 años tienes ese punto de ilusión y de ganas de comerte el mundo, en algunos casos de inconsciencia según sea el carácter de cada uno». Ese ímpetu fue un valor añadido para Oltra y lo es ahora para Lisci en la búsqueda del milagro de la salvación.
A lo largo de la conversación, a José Luis Oltra se le formula la espinosa pregunta de si el Levante se precipitó al destituir a Paco López. «No tengo toda la información. Creo que es un gran entrenador, una buena persona y con trayectoria para haber dado la vuelta a la situación», comenta para luego abundar en esta misma idea: «Igual la decisión se tomó pronto, máxime teniendo en cuenta que conoce el club y que ya había afrontado una situación parecida... pero desconozco sus relaciones con el vestuario, la dirección deportiva o el presidente. Siempre digo que a los entrenadores nos destituyen los resultados porque no se valora el trabajo. Igual se debería haber tenido más en cuenta el trabajo». El valenciano habla también desde su experiencia reciente en el Fuenlabrada: «Estoy en un periodo de reflexión. Nos ha pasado de todo en cuanto a lesiones y sanciones. Creo que debemos marcharnos con la conciencia tranquila y la cabeza alta porque hemos trabajado fenomenal a pesar de todas las adversidades». Ya piensa en el siguiente proyecto aunque de momento sigue en Madrid, al menos hasta que concluya el curso, por los estudios de sus hijos.
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