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Faena tiene la dirección deportiva del Levante. El fracaso es sinónimo de reestructuración a nivel de plantilla. Si este grupo no ha sido válido para ascender, el que va a quedar parece que estará sobre el papel un peldaño por debajo. Y no porque los que acaben contrato hayan aportado mucho este año –alguna excepción como la de Róber Pier–, sino porque el panorama que se dibuja invita a pensar que los que vayan a venir no tendrán tanto cartel para hacer un proyecto ambicioso debido a las circunstancias económicas. El Levante está obligado a colgar el cartel de 'se vende' en su vestuario. No sólo porque el club tiene necesidad de recaudar para cuadrar este presupuesto sino porque de cara al año que viene el fair play obligará a reducir sensiblemente el límite salarial de la plantilla. Y si algo tiene el Levante son sueldos bastante elevados, insostenibles ahora.
Son muchos los jugadores que terminan contrato en 2024. Esa razón, además, obliga al Levante a plantearse en algunos casos determinados su venta con el fin de sacar al menos algo de dinero por ellos. Han acabado cesión Montiel, Iborra y Wesley, y contrato hasta el 30 de este mes están Róber Pier, Mustafi, Postigo (34 años), Campaña –lesionado– y Soldado. Salvo Róber Pier, ninguno se ve de azulgrana.
Les queda un año a Femenías, Vezo, Saracchi, Álex Muñoz (tiene un año más opcional), Son, Musonda (con opción a dos más) y Róber Ibáñez (posibilidad de un año más). De ese grupo, Vezo tiene mercado y ficha alta. En 2025 termina Cárdenas (tiene buen cartel); en 2025 finalizan Cantero y De Frutos (el primero en el mostrador de venta); en el 26 acaban Pablo Martínez, Pubill y Brugué; en 2027 un Bouldini que ha pinchado en su primer año de granota, y Pepelu –objetivo de otros equipos– se alarga hasta 2032 si bien en su caso tiene un contrato lleno de cláusulas que pueden favorecer su salida. Regresan de sus cesiones Dani Gómez, Blesa, Giorgi, Fabricio, Franquesa y Herrero.
Róber Pier será posiblemente el jugador del Levante que más tardará en olvidar este partido dramático contra el Alavés. Una mano a la espalda en un intento de impedir un remate cambió la historia, suya y del club. Ayer, el defensor granota publicó una carta en redes sociales en la que mostraba sus sentimientos y admitía sus serias dudas de que la acción clave fuera merecedora de penalti.
«Es una pesadilla. No os podéis imaginar el dolor de mi corazón. De ser el mejor día de mi vida a ser el peor. Por unos segundos. Por un rebote que dudo que sea penalti. Soy un granota más, era un sueño conseguir este ascenso, por todos vosotros, por nosotros. Lo he luchado como el que más, la gente lo sabe, me he dejado la piel siempre y cuando se me ha necesitado, por mi equipo, por mi club. Lo haría una y mil veces.
El fútbol no me ha dejado un camino fácil la verdad, he aprendido muchísimo, me he hecho fuerte, he aguantado muy bien adversidades, pero esto, sinceramente, no lo merecía.
Hoy no hablo como un futbolista, os hablo yo, os hablo desde lo que soy, una persona que quiere a este club un mundo y que lo está pasando mal, es un golpe muy fuerte y muy cruel. Para acabar, que no os quepa duda que pase lo que pase esto será un aprendizaje más, que tengo mucha fuerza dentro y la voy a sacar. El fútbol, la vida, nos ha hecho daño, pero seguiré adelante con todo, más fuerte. Os quiero granotas, mucho ánimo a todos», escribió el gallego, después de cuajar uno de los partidos más serios que ha jugado.
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