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En medio de la desolación, agudizada por la sonrojante eliminación de la Copa del Rey, el Levante busca precedentes a los que agarrarse para seguir creyendo en la permanencia. En la historia de Primera División, existen varios antecedentes de equipos que han acabado logrando la salvación tras recuperarse de situaciones equiparables a las del actual conjunto azulgrana. Pero el ejemplo más productivo se encuentra en casa. Hay que viajar en el tiempo 11 años para recorrer un vestuario liderado por Luis García, Ballesteros, Juanfran, Juanlu, Rubén Suárez... Ellos, durante las dos temporadas anteriores, habían fabricado un vestuario a prueba de bombas. Así, después de acabar la primera vuelta de la Liga en el fondo de la clasificación con sólo 15 puntos, protagonizaron una sublime reacción que les permitió mantenerse en la máxima categoría. Dieron una épica lección que ahora sirve de inspiración.
Eran otros tiempos. Otro perfil de vestuario. Otra trayectoria. Otra coyuntura. Otras expectativas. Sin embargo, el recuerdo permanece muy vivo. Aquel Levante, modesto y rebelde, rompió todos los esquemas. A base de fe, armonía y garra salió de las cenizas de Segunda y se enganchó a Primera. La plantilla de la temporada 2010-11, que conservaba los cimientos colocados tras la debacle deportiva y económica de 2008, ofrecieron las claves de la resurrección.
En aquel curso, ya con Quico Catalán como presidente, el club mantuvo una confianza plena en Luis García pese a los preocupantes resultados. No hubo revolución en el banquillo. Eso sí, los números eran menos críticos. En la jornada 19, el Levante ocupaba la penúltima posición con 15 puntos y a sólo uno del Sporting, que marcaba la línea de la permanencia. A partir de ahí, entre la jornada 21 y la 32, el cuadro granota firmó una racha con la que echó a volar: ocho victorias, tres empates y una derrota. Una dinámica que le permitió amarrar la salvación.
Ayer, precisamente, el Levante compartía en su cuenta oficial de Twitter unos datos de MisterChip que invitan a la esperanza. Se trata de ocho precedentes de conjuntos que han conseguido la permanencia después de haber tenido una desventaja de siete o más puntos a falta de 21 jornadas o menos. El pasado martes, tras la eliminación copera ante el Alcoyano, Alessio Lisci no se mordió la lengua. «Hemos tocado fondo y el equipo lo sabe. No es una situación táctica, es una situación de actitud. Este día va a hacer cambiar la mentalidad a muchos jugadores», advirtió el entrenador del Levante.
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