Durante las últimas semanas, Paco López se ha mantenido firme en su discurso: «Aquí ningún jugador se va a dejar ir. Si percibiera en la plantilla cualquier atisbo de relajación, no lo consentiría». Pero el pasado sábado, después de la decepcionante derrota frente al Elche, el entrenador del Levante se desmarcó de ese mensaje. Evitó repetirlo y dejó en el aire la cuestión de la actitud de los futbolistas. El preparador valenciano estaba sensiblemente dolido por la apática imagen ofrecida por los suyos en el Martínez Valero. El conjunto granota desprendió falta de ideas, de concentración, de ambición... Ha perdido su mayor virtud: la alegría en el juego. Teniendo en cuenta los números en Liga desde que arrancó marzo, los azulgrana realizan una media de menos de dos remates a portería por partido. Concretamente, 1,88. Insuficiente para un equipo que basa sus éxitos en los recursos ofensivos.
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Tras el duelo con el Elche, Paco López no ocultó su indignación: «En tres años y medio que llevo aquí, por primera vez no tengo defensa alguna del partido que hizo el equipo. No se llegó al mínimo exigible. Pero el máximo responsable soy yo por no saber transmitir». El de Silla deberá decidir si toma medidas drásticas u opta por la estabilidad de cara a la cita del viernes con el Celta.
El Levante, con 38 puntos a falta de cinco jornadas, tiene la permanencia virtual en el bolsillo. Sólo falta refrendarla de forma matemática. Ya no hay grandes objetivos en juego, pero el cuadro granota mantiene retos como acabar por encima del Valencia en la clasificación y alcanzar la mejor posición posible para beneficiarse en el reparto de los ingresos por derechos televisivos. Sin embargo, después de quedarse a un paso de la final de Copa y ver cómo se escapaban las opciones de luchar por los puestos europeos, los azulgrana han experimentado un claro descenso en su rendimiento.
En Elche, uno de los futbolistas menos acertados fue Clerc. El lateral se mostró autocrítico ayer a través de las redes sociales. «No está siendo fácil. Sabemos que tenemos mucho que mejorar. No están saliendo las cosas como nos gustaría y como se merece este escudo. No queda otra que trabajo, trabajo y trabajo. Hasta el final«, comentó el catalán. El sábado cometió una pérdida que propició el gol de Boyé. El equipo volvió a acusar sus despistes defensivos.
Al margen de su fragilidad atrás, el Levante está adoleciendo de falta de pólvora. Así, analizando los últimos ocho encuentros de Liga, las dos únicas victorias han sido por la mínima. En las otras seis jornadas, los granotas han encajado gol y han perdido.
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En este tramo, el equipo ha mostrado serios problemas para crear peligro. Ha habido cinco partidos en los que sólo ha sido capaz de realizar un remate a portería (contra Elche, Sevilla, Eibar, Betis y Real Sociedad). Frente al Villarreal y el Huesca alcanzó los tres, mientras que en el derbi ante el Valencia llegó a cuatro. Un balance bajísimo para aspirar al triunfo, ya que la principal arma del Levante radica en su capacidad goleadora.
Desde principios de marzo, los de Paco López sólo han marcado tres tantos en Liga. Y sus principales artilleros, Roger y Molares, atraviesan una sequía. Otro delantero, Dani Gómez, no pudo terminar el partido contra el Elche debido a un corte que sufrió en la rodilla en un impacto con Gazzaniga. El ariete madrileño, quien abandonó el campo en camilla y con gestos de dolor, recibió una sutura.
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