El Levante se pone al día

No comenzó el encuentro con un ritmo frenético. Era de esperar, puesto que ambos equipos venían de un parón navideño de dos semanas en el que los polvorones y los roscones todavía estarían bajando por el sistema digestivo de los futbolistas. Apenas hubo ocasiones en la primera media hora del partido. Una para cada equipo. Primero la tuvo el Levante, en una acción rocambolesca. Pampín puso un centro que no se levantó mucho, y chocó con el talón de Pablo Martínez. El balón salió hacia arriba y le cayó franco al propio centrocampista granota, que la atacó con una volea, pero se le marchó arriba. El resto de la primera media hora fue intrascendente, hasta que llegó la primera acción polémica del encuentro. Andrés García cabalgó por la banda derecha y puso un centro al área pequeña, donde apareció tirando un desmarque José Luis Morales, que se adelantó a su marca y con un sutil toque, desvió lo suficiente para meter la pelota en la portería y marcar el primero.

O eso parecía, puesto que el VAR revisó la acción y la anuló por fuera de juego. Eso sí, cuando se mostró la imagen de las líneas, apenas era apreciable una ventaja del Comandante, que estaba completamente en paralelo con el último defensor tinerfeño. Poco después la tuvo Roger Brugué, que bajó con música un balón largo en el área y en el mano a mano no pudo superar a Édgar Badía. El Levante tomó las riendas del encuentro ante el colista tras esa pésima primera mitad, teniendo ocasiones y dominando el juego. De ahí vino la otra acción polémica, en la que Rubén Alves derribó claramente a Brugui dentro del área. El VAR le echó un ojo, pero no apreció penalti, algo que indignó a todo el banquillo granota. Julián Calero, de hecho, fue amonestado por su protesta. Pareció pena máxima clara, al menos para el lado visitante, pero el colegiado Orellana Cid no apreció la suficiente intensidad en el contacto como para ir a la pantalla y cambiar su veredicto. En dos acciones que podían haber caído perfectamente del lado del Levante, el VAR decidió que no, que no era el día.

Tras la reanudación, el Tenerife introdujo un doble cambio, siendo uno de ellos Alejandro Cantero, que salió del Levante este pasado verano rumbo al conjunto canario. Se le vio con ganas de lucirse ante su exequipo. Pero poco aguantó el cero a cero en la segunda mitad, ya que una recuperación granota fue lanzada por Oriol Rey, que encontró la carrera al espacio de Iván Romero, que con certeza, levantó la cabeza y cedió el esférico atrás para la llegada del Comandante. Morales definió con clase y marcó, esta vez sin fuera de juego, para adelantar a su equipo en el Heliodoro, pero tras el remate, apoyó su pie sobre la estirada de un defensor tinerfeño, doblándose el tobillo. El delantero granota ni celebró el gol, tumbado en el suelo del dolor. No pudo continuar y tuvo que ser sustituido, dando entrada en su lugar a Lozano.

Cuando mejor estaba el Tenerife, llegó una acción que cambió por completo el encuentro. Lo que parecía una falta normal y corriente en el centro del campo de Luismi a Romero, que se había saldado con una amarilla, terminó en una revisión del VAR, que vio como el jugador tinerfeño había clavado la plancha y los tacos sobre la pierna del futbolista granota. No hubo dudas, ni protestas. El propio Luismi lo sabía y se disculpaba por la brutalidad de la jugada. Roja directa y el colista se quedaba con uno menos. Con todo de cara, el Tenerife terminó de hacerse el harakiri con el tanto en propia de Édgar Badía, que intentó despejar de puños un córner de Pablo Martínez que llegó muy fuerte al área pequeña. El balón salió rebotado y terminó introduciéndose dentro de la portería. Con el partido sentenciado, Andrés García rompió —literalmente se lesionó— a Teto en una carrera y volvió a meter el mismo gol que le endosó al Huesca, con la zurda, al palo largo y a la escuadra. Victoria contundente del Levante, que ya está al día con el resto y tiene el objetivo del ascenso a tres puntos.