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M. Rodríguez
Valencia
Lunes, 19 de febrero 2018
Vicente Blanco ‘Tito’ y Carmelo del Pozo realizaron ayer una transfusión de credibilidad a la figura de Juan Ramón López Muñiz como entrenador del Levante. La debacle del domingo en Anoeta parecía haber agotado el crédito del asturiano. El presidente, Quico Catalán, como ya hiciera a mitad del mercado de invierno cuando los refuerzos no acababan de llegar, convocó al consejo de administración con carácter de urgencia. La destitución del técnico parecía un hecho máxime cuando una parte de la directiva ha perdido la confianza en que sea capaz de enderezar una trayectoria que se resume en una estadística demoledora: un solo triunfo (Las Palmas, 0-2) en una vuelta completa. El informe presentado por la dirección deportiva y la falta de una alternativa que convenciese acabó por dar al menos una vida extra a Muñiz.
«Juan Ramón es nuestro entrenador y va a serlo. Estoy convencido», afirmó Quico Catalán en su intervención a la salida de un consejo de administración que se prolongó durante cinco horas. «Yo no he venido a ratificar al entrenador», insistió el presidente en varias ocasiones. «Claro que hay confianza hasta final de temporada. Si algo nos ha caracterizado a este consejo es intentar ayudar, colaborar y después de escuchar la conclusión es que tenemos que mejorar y poner todo de nuestra parte», incidió.
Catalán cifró la salvación en 18 o 20 puntos más y descartó que la reunión del consejo y su posterior comparecencia sea un ultimátum para Muñiz de cara al partido del próximo lunes frente al Betis en casa (21 horas). La preocupación, en todo caso, es mayor en la directiva porque la próxima semana se presenta como trascendental para el equipo. Después del próximo encuentro, el Levante se desplaza a Vitoria para enfrentarse al Alavés el jueves y el domingo recibe al Espanyol.
«Fue uno de los peores partidos que he vivido como presidente», admitió Catalán sobre la actuación del equipo contra la Real. El máximo mandatario no quiso contemplar que pueda repetirse algo similar la próxima semana ni las consecuencias: «Lo pasado ya está ahí, ahora vamos a centrarnos en el futuro. Hay confianza plena en el equipo y en el cuerpo técnico, y vamos a ayudar entre todos a motivarlos».
Ante esa respuesta, se le preguntó si hay una falta de motivación por parte de la plantilla, algo que negó. «Al equipo le pasan cosas pero es motivo de análisis en la parcela deportiva. No es una reunión para cuestionar nada. Queríamos una reunión intensa, constructiva y productiva», señaló.
Si el presidente reforzó la figura del entrenador en su comparecencia, la dirección deportiva lo hizo con su informe. La jornada en el Levante fue maratoniana. El equipo regresó a los entrenamientos en una calma tensa. Muñiz se esforzó por mantener la normalidad. Esta vez no hubo una charla larga e intensa, ni en el centro del campo ni en privado dentro del vestuario. Habló con sus futbolistas un cuarto de hora y luego dividió la plantilla como en cualquier sesión regenerativa: los titulares -menos Lukic- al gimnasio- y el resto, trabajo en el césped. Tito y Carmelo del Pozo aparecieron al final del entrenamiento. Ambos se marcharon tarde de Buñol, a de que habían sido convocados para las 14 horas en Orriols.
«Sí», fue la escueta respuesta que ofreció Tito cuando, a la entrada de las oficinas, se le preguntó si tenía clara su postura con respecto a la continuidad de Muñiz. La decisión de la dirección deportiva era la de confiar en el entrenador. Al su despacho han llegado en las últimas horas numerosas propuestas, pero ninguna ha convencido. Es más, en el informe que presentaron él y Del Pozo no había ninguna lista de candidatos al banquillo.
«La dirección deportiva nos ha transmitido su plena confianza en la plantilla, en el entrenador, en el trabajo y que tenemos que corregir cosas y ayudarnos entre todos. Creo que cuando estás en una reunión como la que hemos tenido la decisión nunca puede ser un ultimátum de nada», resaltó Catalán. Mientras tanto, Muñiz esperaba acontecimientos. «Una cosa es estar preocupados y otra querer destituir al entrenador. No ha habido ninguna votación ni nada», concluyó.
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