Las máquinas volvieron ayer al Ciutat de València. Después de que el Gobierno paralizara todas las actividades no esenciales desde el 30 de marzo hasta el 9 de abril, los operarios retomaron el trabajo de remodelación del estadio. Sin embargo, el estado de alarma y las dudas sobre el calendario de Liga impiden al Levante seguir la hoja de ruta.
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Ayer, los obreros trabajaban en los bajos del estadio. Todavía no ha comenzado el desmontaje de la vieja cubierta, que en condiciones normales ya se habría llevado a cabo. El club debe decidir si lo efectúa en las próximas semanas o espera ante el riesgo de quedarse sin margen para instalar el nuevo techo. El desenlace de la Liga está en el aire y, en caso de que se pueda reanudar, se desconoce las fechas. Todo un revés.
Así, en Orriols se especula con las alternativas de disputar las 11 jornadas restantes a domicilio o incluso jugar como local en Mestalla o La Cerámica para poder completar la reforma. La instalación de la nueva cubierta supone la ocupación del césped durante tres meses por los operarios.
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