Gio llega para jugar en Champions

Gio Queiroz aterrizó en Orriols la semana pasada: «Estoy muy contenta de venir al Levante, con la Champions se me iluminan los ojos». Las primeras palabras de la brasileña, cedida por el Barcelona, fueron toda una declaración de intenciones. La atacante, de sólo 18 años, se alza como uno de los mayores talentos de la Liga. Este sábado entró en el minuto 80 y acabó decidiendo el partido contra el Rosenborg. Sus dos goles en la prórroga dieron a las granotas la victoria y la clasificación para la última ronda previa de la competición continental. Para obtener el billete definitivo, las de Ángel Villacampa deberán superar una eliminatoria a doble partido. La ida se disputará el 31 de agosto o el 1 de septiembre mientras que la vuelta será el 8 o el 9 de septiembre.

El Levante entró en el partido con la misma idea de cuidar el balón que ante el Celtic. Quería llevar la batuta. Sin embargo, las azulgrana no iban a sentirse tan cómodas como frente al cuadro escocés. Y es que, pese a la superioridad técnica de las granotas, una de las principales armas del Rosenborg está en el poderío físico. Las futbolistas del conjunto noruego, más rodadas al encontrarse en plena competición doméstica, se caracterizan por su envergadura.

Sin embargo, el Levante aprovechó las dudas en el juego aéreo de Nostmo, guardameta del Rosenborg, para mandar su primer aviso a los cinco minutos. Toletti, decidida a seguir ejerciendo como líder del equipo, recogió el despeje fallido y, desde el balcón del área, fabricó un disparo demasiado alto.

En la siguiente oportunidad, el Levante no perdonó. En una rápida acción de tiralíneas, Toletti, quien se movía con total libertad por el centro del campo, asistió desde la banda izquierda a Leire Baños. La vasca firmó el 1-0 con un control exquisito con el que sentó a una rival y un sutil remate. Primer gol de la todoterreno con la camiseta azulgrana. La guipuzcoana se incorporó al club este verano procedente de la Real Sociedad.

Era el minuto 13 y el Levante tenía encarrilado el encuentro, pero instantes después llegó un contratiempo con forma de lesión. Andonova tuvo que abandonar el campo debido a un pisotón. En su lugar entró la centrocampista Silvia Lloris, por lo que Toletti adelantó su demarcación con tal de acompañar a Redondo en ataque.

El Levante neutralizaba con solvencia las escasas ofensivas del Rosenborg. Paula Tomas, como lateral derecho a pierna cambiada, aportaba profundidad y descaro. La canterana tiene recorrido.

El Rosenborg fue dando pasos adelante. Y fruto de ese crecimiento, Utland tuvo el empate en sus botas en un mano a mano con María que no supo resolver. Su disparo se marchó alto.

Tras la reanudación, María se mostró rapidísima al salir del arco y cortar una peligrosa ofensiva del Rosenborg. El cuadro noruego comenzó el segundo acto enseñando los dientes y con las líneas adelantadas. El Levante tenía que remangarse en defensa, buscando hacer daño al contraataque. No obstante, las granotas fueron recuperando el control, sobre todo por medio de una incisiva Alharilla. La capitana es un estilete. Y en una excelsa jugada colectiva, Toletti mandó el esférico al larguero.

A falta de 20 minutos para el final, el partido enloqueció. Se rompió por completo. Utland empató e, inmediatamente después, Toletti devolvió la ventaja en el marcador al aprovechar un regalo de una zaguera del Rosenborg. La francesa volvía ser determinante.

Sin embargo, el cuadro noruego no había dicho su última palabra y, en el minuto 87, Blakstad firmó el 2-2 cabeceando libre de marca. Naess había centrado con demasiada facilidad. Un descuido que podía costar caro. Toletti, quien estrelló otro balón en el travesaño, no logró evitar la prórroga.

Y el tiempo extra se convirtió en el tiempo de Gio. La de Sao Paulo sobresalió con dos golazos, uno en cada período de la prórroga. En el primero, recibió un pase en profundidad y sorteó a la portera para marcar. En el segundo, dribló a una rival en el vértice del área y fabricó un misil imparable. Utland puso suspense realizando el 4-3. Ya nada podía apagar el sueño granota.

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