José Luis Morales ya ha roto el hielo con el Ciutat de València, aunque no de la mejor forma. En la segunda jornada de Liga, el Levante sacó un punto de un encuentro en el que mereció más. Se debió, en gran medida, a la falta de acierto de los atacantes, que no estuvieron inspirados y fallaron varios mano a mano que podrían haber supuesto la victoria granota.
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Entre esos nombres está el de Morales, que se volvió a poner el brazalete de capitán en su regreso a Orriols tres temporadas después. La afición resolvió la incógnita de su recibimiento de forma positiva, con más aplausos que silbidos tanto en su presentación como al ser sustituido. Sin embargo, en el apartado futbolístico, siguió sembrando dudas potenciadas por la imagen de su primera etapa: un jugador con gran velocidad, desborde e infalible de cara a portería. Poco de eso se ha visto desde su llegada.
En el partido ante el Cádiz, Julián Calero probó a ponerlo en punta. En palabras del técnico, la decisión se justifica en su polivalencia: «Puede adaptarse a diferentes posiciones y queríamos flotar mucho entre líneas para generarles problemas. José puede darnos ahí muchas opciones y a la espalda ha tenido dos ocasiones».
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Desde su regreso, Morales ha disputado seis partidos de pretemporada y dos de competición liguera, pero solo ha convertido un gol. Calero lo ha ubicado en banda y como delantero referencia, pero no termina de cuajar, tanto por las pocas oportunidades de las que dispone como por la falta de acierto. En el último partido se mostró ausente, especialmente durante la primera parte. Su regate no es tan efectivo como antaño y no encuentra ventaja por velocidad en el hombre a hombre. Después, tuvo dos ocasiones: un mano a mano y un balón que mandó al larguero, pero que de nada habría servido en caso de entrar porque existía fuera de juego previo.
Aunque no fue el único que mostró falta de inspiración. Brugué, el autor del gol, disfrutó de varias ocasiones que no convirtió para sorpresa de compañeros y afición. También abordó ese tema Calero durante la rueda de prensa tras ser preguntado por el poco acierto del equipo: «Tenemos suficientes jugadores con instinto de gol. Lo importante es generarlo y lo hemos hecho. Eso solo puede acabar de una manera, porque los goles son como el champán, que cuando se descorcha... Tampoco estamos sin goles, pero nos estamos quedando cortos, porque hoy teníamos el partido para finalizar bien. La preocupación sería que no generáramos nada».
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Y es cierto que ese aspecto lo tienen cubierto. Según el portal especializado FootyStats, el Levante es el quinto equipo de Segunda División que más peligro genera. En las dos jornadas disputadas, los de Calero acumulan 25 tiros, de los cuales 11 fueron a puerta y se transformaron en tres tantos, superando la media de goles esperados del equipo granota, que es de 1.37 por partido.
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