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Alberto Martínez de la Calle
Miércoles, 24 de septiembre 2014, 22:28
Rubén empieza a ganarse a Mendilibar. Su ausencia en las primeras jornadas, la decisión más llamativa del técnico vasco desde que se sienta en el banquillo del Levante, provocó en el futbolista una reacción positiva. El de Xàtiva, la pieza con más quilates de la plantilla, supo digerir el mal trago. Lejos de resignarse o rebelarse, trató de complacer al preparador vizcaíno durante el día a día. Subió una marcha. Una actitud que ayer trajo su premio. El futbolista encontró su primer titularidad de la temporada y la justificó con creces. El antológico y decisivo gol que marcó fue su mejor forma de hablar.
Rubén, sin necesidad de ayuda y armado simplemente con su mágica zurda, recorrió 50 metros de campo sorteando a cada rival que le salía al paso. Ya en la frontal, sacó un inapelable disparo cruzado.
Un golpe de efecto no sólo para su situación personal, sino para la tendencia de un equipo al que le urgía un partido como el de ayer. El tanto, digno de videoteca, sirvió para romper una preocupante racha del Levante.
Rubén aprovechó la oportunidad. Después de que la temporada pasada no alcanzara el nivel deseado debido a persistentes molestias en las rodillas, consideraba que en la presenta campaña había llegado su momento. Sabía que debía consagrarse como uno de los grandes talentos del fútbol español. Pero la nueva etapa no arrancó como esperaba.
Sus suplencias y su exclusión de la convocatoria ante el Athletic le dejaron desconcertado. Un panorama idéntico al de Ivanschitz. Mendilibar argumentó la decisión explicando que tanto el valenciano como el austriaco debían ser más constantes en el trabajo y que no bastaba con un destello sobre el césped.
Rubén sólo disputó los minutos finales ante el Villarreal, el Málaga y el Barcelona. Pero el preparador vizcaíno ya había dejado entrever en alguna ocasión que veía una progresión en ambos futbolistas. Y el pasado martes, justo después de probar durante el entrenamiento con el de Xàtiva en el equipo teóricamente titular, lanzó un esclarecedor mensaje: «Llevan ya tiempo entrenando bien. Se le ve a los dos más metidos. Están con ritmo, sin pararse en momentos determinados. Quizás el futbolista de más calidad se para más que el otro. Ahora están entrenando bien los dos».
Ayer Rubén no sólo fue titular, sino que disputó los 90 minutos. Y los exprimió. Al margen de un gol para enmarcar, el atacante envió un golpe franco al larguero. Dejó muestras de su clase, de su exquisita zurda y de su visión de juego. Desde la banda derecha, el puesto donde se siente más cómodo, aportó clarividencia en el centro del campo y conexión con la delantera. Algo de lo que carecía el equipo hasta ahora. Y también trabajó en defensa, satisfaciendo una de las principales reclamaciones de Mendilibar.
Rubén, un jugador franquicia para el club, empieza a encontrar su sitio en el esquema de Mendilibar. El técnico vasco celebró así que, por fin, se rompía la alarmante sequía goleadora. El Levante no marcaba en partido oficial desde finales de la pasada temporada. La anterior vez que los granotas habían visto portería había sido el 10 de mayo durante el derbi contra el Valencia. En el minuto 81, Ivanschitz puso el 2-0 definitivo. A partir de entonces, comenzó un largo y periodo periodo de carestía.
La negativa racha terminó ayer, después de 505 minutos sin mojar. Casi nada. Al igual que en la temporada 1964-65, el Levante no había logrado marcar en las cuatro primera jornadas de Liga. Y, también ocurrió entonces, tuvo que ser en la quinta fecha del calendario cuando se abrió la lata.
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