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Rubén, que ayer fue titular ante el Celta, presiona en una jugada a Nolito.
Ahogados en el peor momento
Fútbol | levante ud

Ahogados en el peor momento

El Levante se complica la permanencia al caer en un partido que era propicio

José Molins

Sábado, 21 de marzo 2015, 22:55

En el vestuario del Levante salían las cuentas. Ganar cuatro partidos en casa y empatar dos fuera para lograr la permanencia. Una de esas victorias con la que contaban los jugadores era ante el Celta. Por eso duele el doble la derrota de anoche, en el peor momento, que le complica mucho la vida a los granotas en su lucha por evitar el descenso. La fortaleza y la magia del Ciutat se rompieron ayer como se rompen los hechizos, dejando las penurias al descubierto. El gol de Charles en los últimos minutos deja a los azulgranas en descenso, pero ahora con la obligación de ganar en Almería la próxima jornada, tras haber desperdiciado una de sus balas.

Fue un duelo áspero, con muy poco acierto de cara a puerta de ambos equipos, marcado por un campo que se encontraba mojado, irregular, a veces estaba rápido, pero en otras zonas se mostraba mucho más pesado y frenaba el balón inesperadamente, por lo que costaba mucho jugar. Especialmente con ese gran aguacero final que ahogó las últimas ideas. Pudo haber caído la balanza de la victoria para cualquier lado, pero en esta ocasión el Ciutat de los milagros no tuvo la remontada a la que se había acostumbrado y el equipo llega al parón en una situación muy preocupante.

Y eso que el Levante arrancó conectado, con una buena combinación entre Toño, Rubén y Barral por la izquierda nada más comenzar el encuentro, que obligó a salir a Sergio a los pies del lateral levantinista para frenarle. De hecho, el valenciano protagonizó las dos primeras llegadas peligrosas, con un centro que cabeceó Uche con potencia cerca del larguero.

El choque se había iniciado de forma eléctrica, porque a la acción siguiente Mariño tuvo que hacer el paradón de la noche, a los cinco minutos, tras un contragolpe de Santi Mina, al que Diop le dio todas las facilidades al no frenarle desde su propio campo, y el joven delantero perdonó solo ante el portero, que sacó una excelente mano. El mediocentro senegalés estaba muy frío y desacertado. Impreciso en casi todos los pases, llegaba tarde a los balones divididos. Se nota que no atraviesa por su mejor momento, lo que hace sufrir al equipo, que le necesita en plenas facultades en este tramo decisivo de la competición.

Por contra, Ramis y Toño estaban muy seguros, siempre en su sitio, ganándoles constantemente la partida a Larrivey y Santi Mina. Porque el Celta dominaba, manejado entre líneas por Nolito y Orellana, ante un Levante que salía a la contra con la rapidez de Xumetra y las cabalgadas incansables de Morales. Aunque es cierto que poco a poco la velocidad del juego fue decayendo y esos contragolpes parecían poca cosa para el mayor dominio celeste, ya que los gallegos controlaban con demasiada facilidad el centro del campo ante la escasa presión de los granotas.

Se jugaba mucho tiempo en terreno azulgrana, aunque el Celta se perdía en demasiadas combinaciones y no era eficaz a la hora de rematar a puerta. Salvo en una ocasión en que Orellana se quedó bien perfilado y su disparo con rosca se estrelló en el poste. Segunda vez que le sonreía a la suerte al Levante, que ya estaba jugando con fuego en una primera parte que fue de más a menos. Pero siguió en la misma línea tras el descanso, con una gran combinación de Nolito con Larrivey que el gaditano finalizó al lanzar cerca del poste. O un fallo incomprensible de Orellana a dos metros de la portería con Mariño ya batido.

Eran demasiados regalos ya y el Levante tenía que reaccionar. Pero más allá de los contragolpes, se prodigaban poco en ataque los de Alcaraz. Sólo con los espacios que creaba Uche de espaldas (pierde pocos balones pero juega demasiado lento), con una aparición de la nada de Rubén, mediante una jugada personal que acabó con un envenenado disparo raso que rozó el poste (de lo poco destacable del setabense) y con la velocidad que le dan a este equipo sus alas. Morales puso un balón de gol a Barral que el ariete no pudo aprovechar y seguidamente intentó repetir su golazo ante el Valencia, con distinta suerte esta vez.

Aunque ese empuje había cambiado la dinámica del encuentro. Por fin había salido de la cueva el Levante y buscaba el gol. De nuevo crecía la intensidad en el campo y el Celta ya no disponía de tantas facilidades. Aunque para ello Alcaraz tuvo que retirar a Diop, que sigue muy flojo, y dar entrada a José Mari, buscando más presencia en el centro del campo y ayuda a Simao, lo que consiguió el andaluz, en su ocasión de tener por fin minutos en el equipo.

El partido estaba peligroso, podía caer para cualquier lado en la recta fin al, dada esa ida y vuelta en cada área. El Levante quiso ponerle una marcha más con la entrada de El Zhar por Xumetra y aumentó sus llegadas al área, pero los remates siempre eran blandos a las manos del portero. Mientras, en el área contraria Orellana exhibía la misma mala puntería ante Diego Mariño. Para cazar algún balón en el área Alcaraz se la jugó a falta de diez minutos con Rafael Martins, con un planteamiento claramente ofensivo junto a Barral y Uche.

Ambos equipos habían quemado sus naves y los últimos minutos iban a ser una ruleta rusa. Pero ese peligroso juego tuvo un cruel final para los granotas. En una de tantas acciones en el área, esta vez el Celta sí acertó. Charles, que acababa de entrar, metió la pierna para marcar ante la pasividad de la defensa, que estuvo lenta para despejar. Ya no había tiempo para la reacción. Esta vez no iba a ser como ante el Granada. Había sido un golpe demasiado duro. Se había jugado con fuego varias veces y al final se quemaron. Ahora hay que ir a Almería. El partido de la temporada. Ahí sí que no valen distracciones.

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