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Los jugadores del Levante celebran el priemr tanto ante el Almería.
Un vendaval asola Almería
Fútbol | levante ud

Un vendaval asola Almería

El Levante golea a un rival directo en su primera final por la permanencia

José Molins

Sábado, 4 de abril 2015, 17:15

Las finales no se juegan, se ganan. Esta vieja máxima del deporte la aplicó anoche el Levante al pie de la letra para arrollar al Almería y llevarse tres puntos de oro en su lucha por la permanencia. Los granotas fueron un vendaval que asoló el estadio Juegos Mediterráneos. Un triunfo que sirve para dar un salto de cuatro puestos en la clasificación, escapar del descenso y ganarle el golaveraje particular a los andaluces, que se quedan a tres puntos, que serán seis si la FIFA les sanciona finalmente.

El golpe de autoridad y sobre todo moral fue inmenso. Sale tremendamente reforzado el equipo granota para pelear la salvación en este final de temporada después del festín de ayer, que les permitió incluso guardar fuerzas para los próximos encuentros. Y el que más agrandado sale es David Barral. Espectacular triplete del gaditano, que hizo un encuentro perfecto de auténtico delantero. Estuvo en todas y el equipo necesita su acierto en esta recta final.

Había revolucionado el once Lucas Alcaraz, prescindiendo de hombres importantes como Navarro o Diop y con hasta cinco cambios en la alineación, medio equipo. Quizá demasiados para tratarse de un partido tan importante. Decisión arriesgada del técnico, en cualquier caso. Pero le salió redonda. El equipo salió más enchufado que nunca y arrolló desde el inicio a los almerienses.

Los granotas estaban muy bien plantado, conscientes de que tenían entre manos una final. El equipo se mostrab a sereno, tranquilo, experimentado ante la ansiedad del Almería. Los azulgrana, muy cómodos, controlaban completamente el centro del campo y se acercaban con peligro al área rival. Hasta que Juanfran inició desde la defensa una gran jugada, sacando el balón para Toño, quien habilitó para Ivanschitz, y el centro raso del austríaco lo remató Barral para adelantar al Levante. La jugada perfecta con el mejor colofón. Golpe de autoridad y nerviosismo para el Almería. Incluso pudo marcar el gaditano poco después el segundo tras un buen centro de Toño, que hacía mucho daño con sus incorporaciones por la izquierda.

Para colmo, la lesión de Verza, sustituido por Soriano, creó el caos en el Almería, que se quedaba sin su principal baluarte en el centro del campo, lo que dio facilidades al Levante. José Mari y Simao lo aprovecharon para adueñarse con facilidad de la zona central. Los dos robaban y repartían juego con fluidez hacia las bandas y el equipo jugaba sin presión, sin estar encorsetado.

Tan sólo sufrió un apuro el equipo, con un mal despeje de Mariño a un disparo de Hemed, pero el portero corrigió de forma brillante su error al evitar un gol cantado de Thievy en el rechace posterior. También Trujillo tuvo su opción al cabecear un córner que pasó cerca del poste. Fueron las únicas llegadas de los de JIM en toda la primera parte.

Pero el que mandaba era el Levante. No sólo jugaba mejor, sino que también tuvo eficacia de cara a puerta. Gracias a un error en el saque de portería de Julián, José Mari robó el balón en el centro del campo, se lo entregó a Morales, quien puso un centro perfecto para asistir a Víctor Casadesús, quien aprovechó el regalo y empujó de cabeza a gol. Ni los más optimistas podían haber imaginado un comienzo de partido así, con un 0-2 a la media hora de juego. Un Levante arrollador en el partido más importante de la temporada.

El conjunto de Alcaraz superaba a su rival en todas las facetas del juego. También en el terreno psicológico. Por eso de nada sirvió el tímido arranque del Almería en la segunda parte. A la primera que tuvieron los granotas, dieron un nuevo zarpazo, esta vez ya mortal para finiquitar el encuentro. Casadesús vio el desmarque de Ivanschitz por la izquierda y le envió un balón medido. El portero dejó muerto su remate pero allí estaba Barral para meter la caña, en labores de auténtico 'nueve' y así marcar el tercero.

Inesperadamente, lo que iba a ser una final a cara de perro se había convertido en un paseo triunfal. Más aún con la expulsión de Dubarbier. El Almería ya había tirado la toalla y el Levante jugaba a placer, con infinidad de espacios en cada jugada, dada la superioridad numérica durante casi toda la segunda mitad. Si se lo hubiera propuesto, el conjunto azulgrana podría haber logrado una goleada de escándalo ante un rival hundido.

El encuentro se jugaba ya en los alrededores del área almeriense. Los granotas tenían la posesión de forma abrumadora. Morales, Barral, Ivanschitz y compañía encontraban todo tipo de facilidades para llegar casi hasta la cocina y Alcaraz se permitió dar una oportunidad al defenestrado Sissoko en lugar de José Mari.

Todo parecía muy controlado, aunque un arreón de furia de Wellington y Thievy acabó con el segundo exagerando en el área una entrada de Vyntra. Picó el árbitro y señaló el penalti con el que Hemed recortó distancias y devolvió al Almería al partido tras su letargo. Pero fue efímero. Hasta que Barral quiso. El gaditano aprovechó un contragolpe y un pase de Casadesús para definir ante el portero. Como en la noche ante el Málaga, con el mismo marcador incluso, Barral volvía a llevarse el balón a su casa. Por segunda vez en su carrera. Excepcional encuentro de un Levante compacto, serio y eficaz, que empezó a ganar la final ante un rival tan directo desde el pitido inicial. Tremendamente superior desde el primer momento, el equipo granota dio una lección de aplomo y experiencia. Unas características y una intensidad que debe mantener en estas últimas jornadas de Liga. Probablemente con tres triunfos más sea suficiente, pero hay que lograrlos.

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