José Molins
Domingo, 4 de diciembre 2016, 10:14
El pasado 6 de noviembre el Levante acababa de ganar en Reus y comandaba la clasificación con una gran autoridad, a diez puntos de los tres siguientes. Pero a la vuelta cogió un bache en el camino del que no se ha recuperado en un mes entero. Sólo un empate en las tres últimas jornadas y dos derrotas consecutivas activan las alarmas en Orriols. La situación no es aún de alerta roja, porque el equipo continúa líder, aunque la distancia se ha reducido a un punto (y un partido menos), pero sí de preocupación, ya que el conjunto granota se encuentra paralizado.
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Ayer en Girona el Levante se pareció a su versión de Oviedo. Cayó fulminado por dos graves errores defensivos y sin mostrar ideas ni acierto en ataque. Faltó concentración y agresividad ante el equipo más en forma, ya que los catalanes son segundos, el principal perseguidor, con cuatro victorias seguidas.
Nunca estuvo cómodo el conjunto granota. Para contrarrestar el sistema de cinco centrocampistas, Muñiz decidió que Espinosa actuase algo más retrasado para apoyar a Campaña y Natxo Insa, lo que empujaba a Morales y Jason a adelantar pasos para arropar a Roger, que estuvo demasiado solo. Al conjunto granota le costaba un mundo sacar el balón, con imprecisiones de Natxo Insa en pases que casi nunca suele fallar. Campaña se multiplicaba robando balones, que acababan en una acción personal de Espinosa o Jason. El partido carecía de ocasiones. Poco a poco la efervescencia inicial del Girona se fue calmando y los de Muñiz le cogieron el punto al partido, más aún con el desconcierto que produjo a los locales la lesión de Borja García tras una aparatosa entrada de Chema.
El encuentro empezaba a ponerse bien para los azulgranas, así que Jason pudo aprovechar la situación con una buena carrera por la banda y su disparo rozó el poste. El Levante, mejor organizado, lograba dominar ante un Girona aturdido, pero le faltaba presencia en el área.Y cuando mejores sensaciones estaba dando el encuentro, Longo encontró una rendija para pegar un mazazo al Levante. Tras un centro sin demasiado peligro, Postigo y Raúl Fernández se confiaron, ninguno tuvo prisa por coger el balón, especialmente el portero, que volvió a fallar en una salida, su particular talón de Aquiles, y el delantero italiano estuvo más listo para meter la pierna y adelantar al Girona. De la nada surgió un error con el que el equipo se vio en los vestuarios con el resultado en contra. Un fallo inexplicable que nunca se puede tener en un partido ante el perseguidor más inmediato que ponía en jaque el liderato.Ese error lo cambió todo. Había que dar la vuelta al duelo tras el descanso y no iba a ser tarea sencilla en una dinámica de pocas ocasiones.
El Levante salió al campo más mentalizado y pudo empatar con un gran pase de Jason para Roger, pero el central llegó justo a tiempo para impedir su disparo, después de que el gallego hubiera rematado alto una ocasión anterior. También Postigo pudo marcar a la salida de un córner. Pero necesitaba más alternativas el equipo para buscar el empate y Muñiz sacó a Casadesús en lugar de Natxo Insa. Espinosa retrasó su posición y el balear se colocó entre líneas, con el objetivo de al fin conectar con los desmarques de Roger, a quien hasta entonces sólo había encontrado Jason. Pero no lo lograron.No tenían desborde los granotas, Morales nunca superaba a su par y ni Toño ni Pedro López creaban peligro en ataque. El equipo dominaba pero se mostraba precipitado. Lleva ya varios partidos atascado y ayer de nuevo le faltaban ideas. El técnico retiró al madrileño, que lleva muchas jornadas desaparecido y dio entrada a Rubén García.
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Pero la empresa ya iba a ser casi imposible porque a la acción siguiente del cambio, el Girona marcó el segundo. De nuevo un error defensivo, en este caso al tirar Postigo mal el fuera de juego tras una falta que le cayó como un regalo a Ramalho, que peinó solo a la red.Dos errores que costaban muy caros y que hundían al Levante. Un partido parecido al de Oviedo, donde nunca estuvo cómodo el equipo. Debía arriesgar a la desesperada Muñiz y sacó a Rafael Martins por Pedro López para buscar un gol que les metiera en el partido.
Con el equipo granota volcado Longo pudo hacer el tercero, pero el brasileño encontró su premio, aunque tarde. El once era absolutamente ofensivo. Los tres delanteros de la plantilla sobre el campo, también Jason, Rubén y Espinosa, ya no podía poner más pólvora el entrenador, pero no había manera de hacerla explotar. La lluvia que caía toda la mañana sobre Montilivi la tenía mojada. Hasta que una acción de Rubén y un gran pase de Casadesús que acabó con un balón suelto en el área posibilitaron que Martins al fin se estrene como goleador. Quedaban cinco minutos para un empate a la heroica. Pero el Girona supo hacer que no se jugara el tiempo añadido y el Levante cayó en esa trampa entrando en faltas y protestas.
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Se equivocó el conjunto granota. El equipo ha perdido su autoridad y su suerte en un bache del que debe salir ya.
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