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José Molins
Sábado, 8 de abril 2017, 15:09
Los aficionados del Levante habían borrado de su memoria las actuaciones del equipo la temporada pasada. Las derrotas, la falta de intensidad y los errores defensivos se habían desterrado en esta campaña triunfal. Pero ayer por sorpresa aparecieron todos de golpe, concentrados en un solo partido. El conjunto granota se mostró irreconocible, dio continuas facilidades al Getafe y su delantero Jorge Molina pasó por encima de la peor versión azulgrana. Una derrota que escuece pero que sólo sirve para aplazar unos días el ascenso matemático.
A los granotas les costó entrar en el partido y cuando lo hicieron ya iban perdiendo. Así que no pudieron dar la vuelta al resultado. En la primera acción ya tuvo que aparecer Raúl Fernández para salvar un gol. El meta hizo una gran parada ante un disparo de Jorge Molina, que dejó sentado a Chema. Y a la siguiente el de Alcoi no perdonó. De nuevo tras una acción de Molinero haciendo daño por la banda de un descolocado Iván López, el delantero disparó desde fuera del área y alojó el balón por encima del meta vasco. En cuatro minutos el Levante había permitido más que en muchos partidos enteros. Ver para creer.
Pero tampoco el gol despertó a los de Muñiz, que no están acostumbrados a verse arrollados en los minutos iniciales. Roger respondió con un gol, pero fue anulado por fuera de juego. Morales y Jason intentaban acercarse al área, pero el peligro de verdad llegaba en cada contragolpe del Getafe. Sergio Mora enviaba balones largos y Jorge Molina siempre creaba problemas a la defensa. El alicantino era imparable, y volvió a plantarse solo ante Raúl, que atrapó su disparo. Los madrileños terminaban cada jugada, la zaga granota estaba irreconocible, demasiado permisiva. Pacheco y Portillo se movían con una facilidad pasmosa en la zona de tres cuartos para nutrir de balones a Molina, y ni Verza ni Natxo Insa conseguían detenerlos. La intensidad de los azulones era muy superior.
Y con esa dinámica pronto sucedió lo más lógico. El segundo tanto del Getafe. De nuevo combinación entre Molina y Portillo, que este último remató a la red ante la increíble pasividad de Postigo y Chema, además de la timidez de Verza para encimar a los rivales. Todos se marchaban con facilidad del alicantino. Se había desmoronado el mejor sistema defensivo de la categoría.
En cambio en ataque el Levante era absolutamente previsible, y más para un central tan veterano como Cata Díaz. Campaña no tenía imaginación y el equipo se quedaba sin su líder en la creación, por lo que las llegadas granotas se topaban siempre contra un muro. Aún así, el equipo pudo marcar con dos disparos de Campaña y Roger que se fueron muy cerca del poste.
La alarmante situación obligó a Muñiz a mover el banquillo al descanso. Retiró a Campaña, que había estado desaparecido y apostó por Casadesús para fomentar el juego entre líneas y la conexión con Roger que apenas se había producido en la primera mitad. Pero las cosas siguieron igual, con un Getafe que, de tener más puntería, hubiera logrado una goleada de escándalo. El defensa Cala pudo marcar el tercero, al colarse entre Chema y Postigo, pero Raúl Fernández, el único granota que mantuvo ayer el tipo, detuvo su disparo.
El Levante era la viva imagen de la desorganización, de la impotencia. Y los dos centrales no daban una a derechas. Jorge Molina hacía con ellos lo que quería, aunque en la segunda parte tanto Chema como Postigo sí impidieron al delantero marcar tres goles casi cantados. Pero tampoco el resto se libraban. Natxo Insa y Verza llegaban tarde a todos los balones divididos. El Getafe no daba crédito a lo cómodo que le estaba resultando el encuentro.
Muñiz tardó en hacer más cambios, ya que tenía que arriesgar y los minutos avanzaban. Retiró a Iván y colocó a Montañés como extremo izquierdo, con Morales como carrilero diestro y también dio entrada a Espinosa en lugar de Verza, buscando en ambos casos revitalizar el ataque a la desesperada. Pero nada de eso. El equipo tuvo el balón aunque fue incapaz de poner a prueba a Alberto. Quizá toda esa debilidad hubiera cambiado con un gol para meterse en el partido, pero tampoco Roger tenía el día. Se plantó solo ante el portero, tras peinar Casadesús un buen pase de Verza, pero nosupo definir. Algo extraño en él. Pero es que ayer fue un día muy raro, en el que el Levante no existió.
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