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Pedro López disputa el balón ante la atenta mirada de Postigo.
Fútbol | Levante UD

El Levante sufre para acariciar la gloria

El conjunto levantinista ascenderá el próximo sábado en el Ciutat si gana y hoy el Tenerife pincha

josé molins

Sábado, 22 de abril 2017, 14:54

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Ahora sí que está muy cerca. A un solo paso. El ascenso matemático puede llegar el próximo sábado en una fiesta multitudinaria en el Ciutat, como todo el mundo quería. Pero para ello hubo que sufrir hasta el extremo ayer en Cádiz. El Levante se llevó un punto más que valioso del Carranza en un partido donde fue bombardeado sin respiro, pero el sacrificio le permitió mantenerse en pie para acariciar la gloria.

Si este mediodía el Tenerife no es capaz de ganar en Soria al Numancia, los granotas ascenderán dentro de seis días si vencen en casa al Oviedo. Ante su gente, en un partido en el que Orriols debe estar a reventar para celebrar el quinto salto a la máxima categoría en su historia. Que llegaría seis jornadas antes de acabar la temporada, una barbaridad. Los empates del Getafe y el Oviedo dejan la situación como estaba pero con una jornada menos. Es decir, 19 puntos de ventaja sobre el tercero. Si los granotas los mantienen la semana que viene, subirán al quedar sólo 18 puntos en disputa.

El empate costó al equipo sangre y sudor. La baja de Natxo Insa por sanción y de Lerma por lesión condicionaba el centro del campo, lo que solucionó Muñiz con una apuesta innovadora, sólo vista unos minutos en Mallorca: Rober Pier como mediocentro defensivo, para liberar a Campaña de trabajo sucio. Y por si no tenía suficientes bajas, a la media hora Muñiz se quedó sin Postigo por un golpe, lo que le obligó a sacar a Saveljich, que ocupó el puesto de central derecho.

El Cádiz comenzó dominando con un inicio agresivo y Raúl Fernández tuvo que salvar el primer gol en un mano a mano ante Salvi tras un balón del exgranota José Mari que pilló la espalda a la defensa. Los amarillos colgaron diversos córners y Aketxe disparó a las manos del portero dentro de ese empuje en los primeros minutos. Pero a partir de ahí el encuentro se niveló, los granotas comenzaron a cruzar la línea central con las arrancadas de Jason, que siempre buscaba el peligro en cada contragolpe, aunque ni Morales ni Roger lograban culminarlos. Aunque poco tuvo que enseñar las garras el líder. A la segunda vez que logró pisar el área, se encontró con un penalti. Muy dudoso, pero el árbitro lo tuvo claro. En una fantástica combinación de Toño con Campaña, el lateral centró y el balón golpeó en lo que el colegiado interpretó como la mano de Sankaré. Roger, que apenas había aparecido, no perdonó con su habitual claridad desde los once metros.

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Y una vez más, sin que pasara nada el Levante ya ganaba. La tónica de toda la temporada. La que dejaba el ascenso ya a solo un paso. Los granotas habían aguantado bien la primera parte para dar su estocada en el momento preciso. Midiendo cada minuto, cada carrera, sin derrochar nada, al más puro estilo de la libreta de Muñiz. La ventaja ponía el encuentro cuesta abajo y habían espacios para que al contragolpe pudiera llegar el segundo tanto. Lo pudo hacer de nuevo Roger, pero disparó desviado. Aunque lo que finalmente llegó fue el empate. Lo tuvo con un remate de cabeza Garrido que sacó bajo los palos Pedro López. Y a la siguiente, el Cádiz encontró su premio. Aketxe disparó al larguero y Salvi recogió el rechace para marcar. Un tanto que dio alas a los gaditanos, que pudieron anotar de nuevo a la siguiente jugada. Y unos minutos después, con Ortuño a puerta vacía. Se habían desmelenado los de Álvaro. Sufría el Levante, se le había desmoronado su tranquilidad en un instante.

Muñiz lo vio y quiso poner freno con la entrada de Abraham por Jason para cerrar una banda izquierda por la que el Cádiz atacaba con demasiada facilidad. Además, el técnico mandó a los jugadores que retrasaran unos metros su posición y juntaran las líneas. Con ese movimiento del técnico las cosas se tranquilizaron, pero aún así cada balón parado para el Cádiz era sinónimo de peligro, siempre acababan rematando los amarillos. Y también Salvi seguía siendo un dolor de cabeza por la derecha. El Levante lo pasaba mal, echaba en falta la contundencia de Insa y Postigo para frenar al rival y los gaditanos, en plena lucha por el ascenso, se sentían capaces de tumbar al líder. Desde luego estaban haciendo más méritos que el conjunto granota.

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El Levante achicaba agua y esa era casi su única función para evitar hundirse. Solamente Casadesús y Morales se atrevían a disparar a puerta. El equipo estaba muy atrás, los laterales no subían y cada ataque era con muy pocos efectivos, por lo que el Cádiz solía recuperar el balón con facilidad para seguir dominando. Por eso Muñiz buscó más protagonismo ofensivo con la entrada de Juan Muñoz por el balear, para que el sevillano revolucionara en los últimos minutos.

Los azulgranas consiguieron quitarse de encima ese agobio en su área e incluso pudieron marcar el gol de la victoria con un gran centro de Abraham al que no llegó Roger en boca de gol por centímetros. Hubiera sido un premio demasiado grande para un Levante que estuvo gris pero que trabajó y sufrió como nunca para obtener un más que valioso punto. El que le puede dar la gloria dentro de una semana.

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