Paco Salillas: «Hoy yo estaría muy cotizado»

- ¿Qué es de Paco Salillas? El mundo del fútbol le echa de menos.

- Pues yo no echo de menos el fútbol desde el día que me retiré. Mi vida ahora es el sueño que tenía desde pequeño. Ni me acuerdo del fútbol. Tengo una empresa pequeña, una finquita con caballos, doy clases de pádel...

- ¿De dónde le viene esa pasión por los caballos?

- De mi padre, que era ganadero. Tenía vacas de leche y terneros. Siempre tuvo animales. Yo todavía monto a caballo, pero cada día menos. Tengo una especie de cortijo andaluz con su placita, toros, dos caballos... Es un capricho.

- Me contaron que usted, a veces, en medio de un entrenamiento del Castellón, daba órdenes a un amigo para que invirtiera en Bolsa. ¿El 'Lobo de Alagón'?

- Sigo todos los días haciendo operaciones en Bolsa.

- ¿Entiende de Bolsa?

- Sí, entiendo, sí. Desde hace muchos años. Solo compro valores que sigo. Y espero seis meses para vender. Gana dinero quien tiene dinero; quien no tiene, no puede. La liquidez es importante.

- Y todo eso sin estudios.

- Eran otros tiempos, mis padres eran muy humildes, pero yo soy una persona muy viva: tengo un patrimonio muy bueno y dos empresas, una de pádel y otra, desde hace 17 años, de cubitos de hielo. El hielo lo traigo de Guadassuar, con dos autónomos y un trabajador. El pádel desde hace seis años y también va muy bien.

- ¿Y cómo empezó en el fútbol?

- En Alagón, con los amigos del colegio público del pueblo, donde fui superfeliz, hasta que, a los 14 años, vino el Zaragoza a ficharme.

- Siempre fue un goleador. ¿Es innato?

- Sí, uno lo lleva dentro desde pequeñito. Yo no me iba en el uno contra uno, no tenía esa facilidad, pero sí le ganaba la espalda al defensa, protegía muy bien con el cuerpo, disparaba con las dos piernas y tenía cinco metros rapidísimos. Conocía mis limitaciones.

- ¿Jugaría ahora con este fútbol tan atlético?

- Pues claro, estaría muy cotizado. En el Levante fui el máximo goleador de Segunda, con 20 goles, por delante de Gica Craioveanu. Imagínate. Yo era más físico que técnico, tenía el don de marcar y del minuto 1 al 90 no daba un balón por perdido.

- ¿Por qué no triunfó en Primera?

- Joder, pues claro que triunfé. Jugué 130 partidos en Primera y 400 y pico en Segunda, con 118 goles entre las dos categorías, sin contar los de Segunda B. Siempre he sido titular indiscutible en Segunda: en el Lleida, el Villarreal, el Levante, el Castellón y el Celta. He disfrutado mucho y he marcado muchos goles. El Castellón pagó 20 millones de pesetas por mí con 35 años.

- ¿Qué equipo tenía el Zaragoza?

- Muy bueno, nos clasificamos dos veces para la Copa de la UEFA: Chilavert, Señor, Juanito, Vizcaíno, Villarroya, Julià... Yo venía del juvenil del Calasanz, una especie de filial, y después estuve en el Aragón, hasta debutar con 22 años en el primer equipo en Atocha contra Arconada, Gorriz, Gajate, Idígoras, Aldridge, Atkinson... Era 1988 y Atocha era un campo muy pequeño, como El Sadar, un fortín.

- ¿El portero paraguayo Chilavert estaba tan loco como parecía?

- Más, todos los porteros están un poco locos, pero este un poco más. Le pegaba durísimo a la pelota. Nunca conocí a un portero con ese golpeo.

- ¿Quién les entrenaba?

- Radomir Antic, que en paz descanse. Estuve casi los dos años completos de titular en la delantera a pesar de la competencia con 'Paquete' Higuera, Poyet, Pardeza, Sirakov, Crespín... A Antic le sustituyó el uruguayo Ildo Maneiro, con quien seguí jugando, hasta que llegó Víctor Fernández, nos salvamos en la promoción de descenso contra el Murcia, y ya no contó con la cantera. Me tuve que ir.

- ¿Dónde?

- Al Celta de Txetxu Rojo. Me fichó el secretario técnico Paco Herrera, el padre del actual jugador del PSG. Subimos a Primera en el primer año y en el tercero llegamos a la final de la Copa del Rey (1994). La perdimos precisamente contra el Zaragoza en los penaltis: Cedrún le paró el decisivo a Alejo. Ese Zaragoza ganaría la Recopa contra el Arsenal (1995). Después me fui al Lleida con Mané en el banquillo: jugamos la promoción de ascenso con el Sporting. Marqué 28 goles en dos años, pero no me quise quedar y fiché por el Villarreal.

- En el Villarreal logró un ascenso a Primera que nadie esperaba.

- En la promoción de ascenso, el Compostela de Penev y de Adriano nos dio mil vueltas, pero tuvimos suerte y apareció 'San Palop'. Merecimos perder 6-1. Tuvimos la experiencia de Serer, Roberto y mía, que veníamos de Primera, junto a los jóvenes como Palop y Angulo, además de Javi Sanchis, Pascual, Alberto, Antonio Díaz... Irulegui ya no me ponía en Primera y me fui al Levante.

- ¿Por qué cambiaba tanto de equipo?

- Porque jamás me he quedado en el banquillo. No valía, no me conformaba, mi sangre no valía para eso. Hay jugadores acomodados que están contentos de reservas en Primera. Yo prefería estar en Segunda y jugar siempre.

- Del Villarreal al Levante pasó de Primera a Segunda B. No le cayeron los anillos.

- Fíjate el cambio: debuté con un 0-0 en Gandia, en diciembre, y ese fin de semana el Villarreal ganaba 1-3 en el Camp Nou (diciembre de 1998, gran actuación de Palop). La operación fue muy buena económicamente. El Levante pagó por mi traspaso 20 millones de pesetas y el Villarreal me dio la mitad, 10 millones. Además, el Villarreal me dejó que no devolviera las primas pese a bajar el equipo a Segunda, tres o cuatro millones de pesetas. Yo era de los jugadores que guardaba. En el primer año, subimos a Segunda con el Levante y el Villarreal bajó de Primera. Al año siguiente nos enfrentamos y le metí un gol al Villarreal, que volvió a subir a Primera.

- ¿El gol más importante?

- El que le marqué con el Celta al Tenerife porque nos metió en la final de Copa.

- ¿Y el más bonito?

- Todos. Yo era muy práctico, a mí me daba igual meterlos con el culo.

- ¿Qué central le pegó más?

- Antes los centrales pegaban muchísimo: Tomás Reñones, López, Goicoechea, Martagón, Gajate y Diego.

- ¿Con qué entrenador se queda?

- Con Antic y Oltra. Antic confió en mí y siempre ha sacado el máximo rendimiento a sus jugadores. Y a Oltra quizá le ha faltado algo de suerte para estar más arriba.

- Fue pichichi de Segunda en 1999-2000. ¿Por qué no siguió en el Levante?

- Me fui por el presidente, Pedro Villarroel. Me reuní con él y le pedí una temporada más por el mismo dinero si jugaba 20 partidos. Villarroel echaba a los jugadores que le daba la gana, muchas veces daba el finiquito a mitad de temporada. Toni Bonet, presidente del Castellón, ofreció 20 millones por mí. Villarroel no quiso renovarme y se arrepintieron. Le metí dos goles al Levante en pretemporada y los aficionados sacaron pañuelos contra el presidente. El entrenador, Carlos Granero, también tuvo parte de culpa: prometió mucho hasta que se fue bajando del burro. José Luis Oltra, sin embargo, en el Castellón, fue una gran persona: a veces no me sacaba, pero cuando salía, marcaba. En el Castellón jugué con 35, 36 y 37 años, dos temporadas, metí 16 y 17 goles. Oltra me dijo que me quedara, pero yo ya había decidido retirarme.

- Muchos aficionados granota lo consideran un ídolo.

- El Levante es el equipo que más quiero, siento y llevo en el corazón. Más que a todos los demás. Cuando vienen a Zaragoza, voy a verles y me tratan como a un rey. Tiene un gran entrenador en Paco López y un equipo muy competitivo.

- Así que no echa de menos el fútbol.

- Tengo la vida soñada: hago deporte cada día, dirijo un par de empresas y estoy muy orgulloso de mi mujer, Dolors, que comparte mis hobbies, y de mis hijos, Isabel (19), estudiante de INED y fisioterapia, y Javier (16), que quiere estudiar Medicina y está en la selección aragonesa de pádel (tiene muy buena zurdita).