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Meriton le ha salido otro contrincante en la batalla por la ATE. Los vecinos, que ya alzaron la voz a finales de la semana pasada, ... dicen basta: «Ha pasado mucho tiempo para que alguien diga que no va con ellos». Son palabras de María José Broseta, presidenta de la Federación de las asociaciones de residentes de la ciudad. Representa a los de la zona de Mestalla, que en su día ganaron la batalla judicial por la ampliación ilegal del estadio, con la que se ocupó suelo público. Y también a los de Benicalap, que conviven desde hace más de una década con un estadio a medio hacer.
Ahora la Federación trata de ejercer presión sobre el Valencia, pero también a Ayuntamiento y a Generalitat para que obliguen al club a ejecutar la ATE. Esta sería la llave para que se derribe –junto al resto del viejo estadio– la ampliación que por primera vez fue considerada ilegal en 2002. En su momento, los vecinos renunciaron a ejecutar una sentencia del TSJ (Tribunal Superior de Justicia), ratificada pro el Supremo, en ese sentido. «Como Federación actuamos por buena fe, un poco por coherencia, y por cariño hacia la gente que va a ver jugar al Valencia. Si hubiéramos tirado abajo esa grada, el estadio entero se tambalea», apunta Broseta.
La Federación tomó esa decisión en febrero de 2006, esto es, se han cumplido ya 15 años. La agrupación vecinal mantiene que la sentencia no ha prescrito, sino que está vinculada con la ATE: «El fallo está condicionado, hacer el nuevo estadio suponía el derribo del viejo. En todo caso, pediremos al Tribunal Superior que se pronuncie».
La Federación descartó en su momento solicitar la demolición del viejo Mestalla hasta que se terminara de construir el nuevo estadio. La sentencia fue ratificada pro el Supremo menos de un año antes de que arrancasen las obras en el solar de Cortes Valencianas. Entonces resultaba impensable la situación que ha llevado no sólo a paralizar los trabajos desde hace más de una década, sino a la entrada de Meriton como máximo accionista de la entidad blanquinegra.
«El barrio de Benicalap no solo tiene un estadio a medio hacer. Sus aceras están invadidas, y carece de un polideportivo y de un centro educativo que ya deberían estar en funcionamiento», señala María José Broseta. Todo eso sin contar el puñado de establecimientos de restauración que en su día abrieron sus puertas ante la perspectiva de recibir, en pocos meses, a los aficionados cada quince días. «Nosotros estamos a la espera de que todas las partes se pronuncien, y mientras tanto vamos a consultar con nuestros abogados», asegura la presidenta de la Federación.
Los vecinos vuelven a dudar, como en 2006, de si pedirían que se demoliese la ampliación ilegal. «¿Sabes lo que eso supone para el estadio?», reitera Broseta. Por ello aún apelan a que pueda ejecutarse la ATE y también han iniciado contactos con varios sectores del valencianismo, como asegura la presidenta de la Federación: «Hemos hablado con exjugadores, con las peñas, y nos reconforta que estamos todos en el mismo barco».
Donde no van a titubear los vecinos es a la hora de velar por que en la futura reurbanización de la parcela del viejo Mestalla, la ciudad recupere el suelo público que en su día se ocupó para ampliar el estadio. «En el caso de que se cumpla la ATE, el club puede impulsar una serie de edificios , hay un parque y una serie de dotaciones... pero por descontado que de la volumetría habría que descontar lo que es ilegal», zanja María José Broseta.
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