El Levante de Paco Fenollosa

Paco Fenollosa lo tiene todo. Le falta altura física, pero lo ha suplido siempre con un carácter arrollador. Conoce a todos y todos lo conocen. De sus tiempos en el equipo de publicidad de LAS PROVINCIAS (nada menos que cincuenta años) y, cómo no, de ... su periplo levantinista. Que ha sido su vida. Porque su existencia no se entiende sin el equipo de Orriols. Con 14 años ya tenía su abono y pasado el tiempo no hubo mejor decisión en la historia granota que agraciarlo con la presidencia de honor. Es imposible encontrar a alguien que represente mejor los valores azulgrana. Cariño, cercanía, afabilidad, entusiasmo, dedicación. El diccionario se queda corto. Los presidentes de los grandes clubes nacionales se han rendido ante la personalidad cautivadora de Paquito. Florentino Pérez, Joan Laporta, Enrique Cerezo y muchos más lo han acogido en sus palcos con cercanía y buena parte del afecto que desprende el Levante en el fútbol español se debe a Fenollosa. Siempre a disposición de los dirigentes que han ocupado el sillón presidencial del Ciutat de València. Tiene ya 91 años y sigue siendo el mismo. Ahora se emociona más, está más sensible y su corazón todavía tiene hueco para más adoración al Levante. Porque ha querido a su equipo cuando estaba fuera del fútbol profesional, cuando vivía travesías por el desierto lejos de la élite, cuando sufría golpes a base de descensos, cuando la pésima gestión abocaba al club a una intervención judicial y también, por supuesto, cuando ha llegado a situarse en puestos europeos de LaLiga y cuando la adrelina de los ascensos se apoderaban de su menudo cuerpo. Porque el Levante ha sabido renacer. Siempre lo ha hecho. Ha sido su gran virtud. Porque hay que saber hacerlo. Y para ello no hay nada mejor que volcarse con su gente. La afición, y sólo la afición, es capaz de salvar un club de fútbol. Si le unes una gestión responsable como la de Quico Catalán (con sus errores, por supuesto, y este año en lo deportivo han sido de bulto), con un mandato decente, todo es más fácil. La convergencia de palco y grada sólo puede atraer ventura. Y en ambas posiciones se alza Paco Fenollosa, ídolo de los seguidores y faro de los dirigentes. En su época de publicista conseguía anuncios para el periódico y allí donde iba animaba a todos a hacerse del Levante, a que se sacasen el pase. Esos pequeños que se inician ahora en el amor levantinista deberían conocer la historia de Paquito y así jamás tendrán la tentación de abdicar. Es imposible. «Mi vida es el Levante y sin el Levante no tengo vida». Una frase que le define. Ha pisado todos los campos, incluso en pretemporada, aunque el rival fuera de preferente. Y con él su añorada Conchín, la matriarca de la familia, siempre en el recuerdo. Ayer la tuvo muy presente todo el día y, sobre todo, cuando el tormento tomó el estadio de Orriols. Paco lloró de pena, por los recuerdos, por todos esos momentos de sufrimiento, por todos los que ya no están y por el Levante. Porque este club no se entiende sin el influjo de Fenollosa. Y se levantará, como Paquito siempre lo ha hecho.