Levante UD: Un punto y gracias

Comenzó el partido con una acción de prebenjamines en la que Diego Pampín se cargó tontamente con una tarjeta amarilla en el segundo 15 por agarrar la camiseta de Fidel, que se había marchado de su marca con facilidad. Desde ese momento, el Albacete volcó sus ataques por el costado izquierdo de la defensa granota, buscando la espalda del lateral gallego, que sufrió de lo lindo al estar amonestado. De hecho, los dos minutos iniciales fueron muy intensos por parte de los jugadores del Albacete, que salieron con el cuchillo entre los dientes. Tuvo dos llegadas Javi Rueda, primero con un remate de cabeza que detuvo Andrés Fernández y otro disparo lejano que se marchó desviado. El asedio de ocasiones manchegas no cesaba y un intento de chilena en el minuto 5 de Juanma se marchaba alto tras poner el miedo en el cuerpo a los cientos de aficionados granotas desplazados. El mismo delantero local tuvo otro intento poco después, de cabeza, que salió rozando el palo. Precisamente contra el poste se estrelló un disparo de José Carlos Lazo, en la ocasión más clara de la primera mitad.

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La suerte cayó del lado levantinista y el balón salió repelido hacia fuera, evitando el gol. Tras una media hora inicial monótona del Albacete, el Levante consiguió apagar un poco el fuego durmiendo el ritmo de partido con el balón. De ahí surgió la gran ocasión granota del primer tiempo, que tuvo dos actos: primero un remate de Giorgi Kochorashvili, muy fuerte y al centro, que repelió Raúl Lizoain como pudo, ya que el balón fue al muñeco. El rechace cayó manso en el área, y ahí apareció Pablo Martínez, que quizá con el ansia, acabó reventando el balón con un zapatazo que cogió demasiado exterior del botín y acabó saliendo por fuera de banda. Tras unos primeros 45 minutos en los que el Levante había sufrido de lo lindo, la gasolina del Albacete fue terminándose y el equipo de Julián Calero comenzó a acomodarse sobre el Carlos Belmonte.

Tras el descanso y sin modificaciones en ambos equipos, el Levante tomó el timón del encuentro, llevando la batuta ante un Albacete que empezó a replegar más y más ante el dominio granota. Precisamente en esos primeros intercambios del segundo tiempo llegó la ocasión más clara de los visitantes. Roger Brugué remató una gran acción colectiva del equipo por banda izquierda, pero su remate cruzado, cuando ya estaba superando la línea de gol, fue repelido bajo palos por la defensa local. La activación de Carlos Álvarez por zonas interiores del terreno de juego mejoró mucho la imagen azulgrana, que nada tenía que ver con aquella infame media hora inicial en la que dio las gracias por haber sobrevivido sin encajar. El guardameta Lizoain volvió a aparecer para repelir un disparo lejano de Pablo Martínez en otro acercamiento granota, que con la llegada de los últimos minutos y con el cansacio físico acumulado de haber jugado el sábado ante el Córdoba, y sabiendo que el domingo hay otro partido ante el Huesca, empezó a dar por bueno el empate y el punto fuera de casa, siendo invadido por el espíritu fantasma de Javi Calleja. El Albacete, viendo que el Levante cedía un poco en su intensidad, intentó buscar la victoria con el balón parado. De ahí llegó otra de las ocasiones de la tarde, cuando el disparo de Álvaro Rodríguez acabó estrellado contra el poste. A pesar de los intentos finales en el tiempo de añadido, ninguno de los dos conjuntos fue capaz, ni con la entrada de Carlos Espí al campo, de encontrar ocasiones de peligro en las áreas. Un empate gafas, de esos que tienen dos lecturas: o se dan por buenos porque el rival tuvo dos palos y se pudo ir 2-0 al descanso, o se dan por malos porque tuviste un tramo de dominio y te sacaron sobre la línea un balón que iba a gol. Sea como fuere, un punto más para el saco, que de poco sirve para acercarse a los puestos de ascenso direto, pero sí para mantenerse vivos en la pelea por los puestos de play-off.