Las razones para que el levantinismo no se rinda todavía

El Levante vivió una pesadilla en la noche del lunes ante el Ibiza. Pese a dominar con un 81% de la posesión del balón, el equipo fue incapaz de perforar la portería rival. Un protagonismo efímero que recordó por momentos al de la selección española en los últimos torneos continentales. El empate ante un rival descendido no es que supiera a poco, es que sentó mal en el graderío del Ciutat. El análisis que se extrae de la situación negativa que atraviesa el conjunto granota es sencillo: los nervios y la presión por subir afectan al rendimiento.

20 tiros efectuó el Levante ante la portería defendida por Germán, el villano de la noche, que apenas tuvo que hacer cuatro paradas. Una efectividad efímera que refleja la falta de puntería de un equipo que ha marcado sólo seis goles en los últimos once partidos. En ese lapso, dos victorias, seis empates y tres derrotas, casualmente, desde el fin de la racha de las 20 jornadas invictas. Porque el 2-0 ante el Alavés fue un espejismo. El atasco es constante y recurrente. Ante el Ibiza las bandas del Levante fueron inefectivas. Ni con De Frutos con todo el carril derecho para él fue capaz de encontrar una vía para llegar a línea de fondo y poner un centro al área.

A ello hay que sumarle la nula movilidad de los delanteros, que apenas realizaron desmarques y que esperaban en el área los balones que nunca llegaron. Bouldini no marca desde febrero ante el Lugo y Soldado es más deprimente: desde noviembre cuando transformó un penalti ante Las Palmas. Wesley tuvo un espejismo de resurrección ante Mirandés y Alavés, que parece haberse quedado en nada. Cantero, en cambio, no ve puerta desde enero ante el Granada. A peor es difícil que vaya, por lo que a poco que entre la pelotita, habrá opciones.

Por extraer una nota positiva, si es que la hay, es que el Levante es sólido atrás y es difícil de vencer. Dos partidos quedan y hay que afinar la puntería para mantenerse con posibilidades siempre y cuando se sumen los seis puntos que quedan ante Villarreal B y Oviedo. Entonces, habrá que esperar a ver si los rivales tropiezan. De no ser así, hay que quedar lo más arriba posible. Porque de finalizar tercero, el Levante tendría el factor cancha a favor y la posibilidad de avanzar de ronda si termina con empate en una eliminatoria del play off.

Más allá de eso, este lunes Quico Catalán estuvo presente en Buñol. El presidente trasladó a la plantilla un mensaje de unidad para el final de temporada. Pese a que el malestar de los aficionados tras el mal rendimiento del equipo se manifestase en pedir la destitución de Javi Calleja, el cargo del técnico granota no peligra por ahora.

Y aunque no sirva de excusa, es innegable que las lesiones han jugado una mala pasada. En prácticamente un mes el Levante perdió a cuatro de sus titulares indiscutibles con lesiones de larga duración: Pablo Martínez, Rúben Vezo, José Campaña y Dani Cárdenas. Jugadores clave, especialmente los dos mediocentros, que magnifican el principal punto débil actual: la falta de calidad para generar peligro a equipos que se repliegan atrás y cierran los espacios por dentro.

Y no queda ahí la enfermería, ya que el Levante anunció que Róber Ibáñez se sometió a pruebas médicas para conocer el alcance de la lesión que se produjo ante el Ibiza, revelándose que sufre una lesión muscular en el bíceps femoral derecho. «El tiempo de baja estimado queda supeditado a la evolución de la lesión», afirma el club, por lo que será duda contra el Villarreal B este sábado.

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