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Hacía falta una tarde así. De unión, de sentimiento, de casta y de coraje. Una necesaria victoria que disipa las dudas y provoca esa esperada ... reacción del Levante, para dejar atrás a los agoreros y a la división en la grada. Lo tenía claro Julián Calero, pero también Carlos Álvarez, que cómo no, fue el mejor del partido. El mago andaluz volvió a sacarse de la chistera un truco de magia y con su gol, dio unos importantes tres puntos al Levante, que derrotó al Mirandés de Alessio Lisci, ganando por primera vez al extécnico granota.
Levante UD
1
-
0
CD Mirandés
Gol 1-0, Carlos Álvarez (65').
Árbitro Muñiz Muñoz (Comité aragonés). Amonestó a Iborra y Lozano, y expulsó a Dadie y Dela.
Primera titularidad de Carlos Espí en Liga, segunda de la temporada si contamos los 67 minutos que estuvo sobre el césped en aquella funesta tarde de Copa del Rey ante el Pontevedra. El delantero valenciano disfrutó de más minutos que nunca (58), ya que hasta ahora, el día que más había participado fue el del Elche con 27 minutos como revulsivo. El Ciutat fue muy claro la semana pasada con el «Calero mete a Espí» y el técnico granota se lo tomó al pie de la letra. Directo al once inicial, para que luego no le digan. Eso sí, aunque el de Tavernes lo intentó y peleó, no encontró petróleo ni remates a portería ante una defensa de tres centrales del Mirandés que no le dejaba casi ni respirar al gigantón. Por lo demás, el mismo once que ante el Sporting, con la entrada de Espí por Iván Romero, que fue el cambio después.
Tuvo, no obstante, el primer acercamiento peligroso el Mirandés, que encontró por banda izquierda a Iker Benito. Recortó dentro del área ante Manu Sánchez, al que dejó atrás, y su disparo salió rebotado en un salvador Vicente Iborra que se lanzó al suelo para blocar y mandar el balón a córner. Los de Alessio Lisci generaban peligro constante con Joaquín Panichelli, su killer del área. El equipo burgalés buscaba al argentino de forma constante con centros laterales, sobre todo por la banda derecha de Hugo Rincón. El Levante controlaba la pelota con calma, sin especial prisa, ante un Mirandés bien replegado. Cocinando los ataques a fuego lento encontró un saque de esquina, que terminó envenenándose ya que el balón quedó suelto en la frontal y el Mirandés cabalgó al contraataque pillando a toda la defensa granota en área rival. Tuvo que aparecer el de siempre, Andrés Fernández, para realizar un paradón ante el disparo de Joel Roca, que buscaba la escuadra pero terminó encañonando muy centrado. Poco después, sobre la media hora de encuentro, llegaron los dos acercamientos más peligrosos del Levante en el primer tiempo. Primero, un cabezazo tímido de Carlos Álvarez tras un centro lateral de Giorgi Kochorashvili. Queda claro que buscar posiblemente al jugador más bajito del partido por arriba no era la mejor idea. Minutos después, el propio Carlos se sacó de la chistera esa varita mágica que tiene, y desde treinta o cuarenta metros, sacó un pase al hueco de esos que solo unos pocos ven para conectar con el desmarque de José Luis Morales a la espalda de la defensa rojilla. El Comandante sacó un disparo raso cruzado de diestra, pero su intento se marchó levemente desviado del poste sin incomodar al exgranota Raúl Fernández. Antes del descanso tuvo una más el Mirandés, en otro acercamiento peligroso tras una conducción desde banda izquierda de Joel Roca, que fue encarando a un Vicente Iborra que reculaba y reculaba hasta llega al área. La tuvo que salvar Diego Pampín, aunque luego falló Alberto Reina en el rechace.
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Tras la reanudación y el paso por los vestuarios, sin cambios en ambos conjuntos, el Levante seguía trabajando con el balón en busca de los espacios que no aparecían, ante un Mirandés replegado que empezaba ya a firmar el 0-0. No tardó mucho Calero en darse cuenta de que las cosas no estaban funcionando y que había que modificar algo, motivo por el que en el 58' decidió hacer un triple cambio: fuera Carlos Espí, Manu Sánchez y Vicente Iborra, que había visto una amarilla. Dentro Iván Romero, Xavi Grande y Ángel Algobia. Hombre por hombre, posición por posición, sin modificar el dibujo, pero con piernas frescas. Y vaya si funcionó. Tras unos minutos para recolocarse, el Levante supo presionar bien arriba y forzar una pérdida del Mirandés. Rápidamente se armó la transición con los hombres de ataque, y el recién incorporado Romero, un delantero de un perfil más móvil que Espí, supo sortear a la defensa y encontrar el pase atrás para Carlos Álvarez, que con su habtiual temple y con su mágica zurda, remató a portería para anotar el primero y desatar el júbilo en el Ciutat.
Tras el gol, el Mirandés se quedó un poco grogui y en una jugada similar, Romero decidió finalizar él mismo esta vez, pero su remate se marchó al lateral de la red. Lisci agitaba el partido con cambios en busca de una reacción del Mirandés, mientras que Calero le daba su merecido descanso a Morales, que se había desfondado en el sacrificio defensivo, algo que el Ciutat agradeció con una gran ovación en su cambio por Sergio Lozano. El partido se dirigía a esa peligrosa zona de los últimos minutos con un resultado a favor. El objetivo era no imitar lo sucedido en la primera vuelta en Anduva, cuando los burgaleses remontaron el 0-1 para ganar 2-1 en los últimos minutos del encuentro. Ya en el añadido, y con la tensión a máximo nivel, Dadie soltó un codazo sin venir a cuento sobre Lozano, y fue expulsado por roja directa.
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