Una remontada para soñar con el ascenso

El partido comenzó con un ritmo frenético. Y es que hubo ocasiones para ambos equipos en los primeros dos minutos, ambas clarísimas y muy similares. La tuvo primero el Levante, en su primera llegada al área rival. Carlos Álvarez, en una de sus habituales conducciones por el costado diestro con su pierna zurda, centró al primer palo para la llegada desde segunda línea de Giorgi Kochorashvili. El remate del georgiano, quizá incomodado por la zaga del Eldense, se marchó al lateral de la red rozando el palo, levantando de sus asientos a más de uno por el efecto óptico, que hacía ver que el balón había entrado.

A la jugada siguiente, el conjunto local respondió con una jugada de Fran Gámez por banda, que sacó un gran centro al segundo palo, donde Javi Llabrés remató de volea buscando la cepa del poste, pero su intento también se marchó al lateral de la red y provocando el primer «¡uy!» del Nuevo Pepico Amat.

No obstante, tras esas dos ocasiones que conformaron un inicio de encuentro fulgurante, acaeció una media hora de fútbol insulso y sin apenas ocasiones. El ritmo de juego se tornó lento, con demasiados pases horizontales y poca velocidad en los ataques de ambos conjuntos, que se mantenían bien plantados atrás casi que con miedo a desmontarse en sus progresiones ofensivas. Tuvo que ser Carlos Álvarez, el que cazara un balón suelto en el área rival ante la indecision de la defensa alicantina. El andaluz evitó al portero Dani Martín, pero su remate no encontró portería.

La más clara del Levante en la primera mitad la tuvo poco después, en el 38, Giorgi Kochorashvili. El georgiano tomó la responsabilidad de lanzar una falta, similar a la que ya anotó hace no mucho ante el Mirandés en el Ciutat. La jugada ensayada, con finta de otro lanzador, hace parecer que el centrocampista va a centrar al segundo palo, pero en el último momento saca un zapatazo a media-baja altura alrededor de la barrera buscando la cepa del primer palo. Hasta ahí se tuvo que estirar el guardameta del Eldense para evitar que esa pelota entrara hasta el fondo de las mallas.

Con el Levante bien plantado y con lo que parecía destinado a ser un 0-0 al descanso, el Eldense dio la sorpresa en una jugada que se envenenó pillando al Levante descolocado. Víctor Gómez, en la frontal del área, sacó un zapatazo que no parecía tener mucho peligro, pero tras salir rebotado en la espalda de Diego Pampín, el balón cayó en las botas de Diego Collado, que a la media vuelta, fusila desde dentro del área. Toda la defensa granota protestó una falta de Masca sobre Unai Elgezabal, pero el árbitro y el VAR entendieron que no afectaba a la jugada. Eso sí, Julián Calero fue amonestado por la protesta. El Levante, por tanto, encajaba uno de esos goles 'psicológicos' antes del descanso y se marchaba al entretiempo con un resultado adverso.

Tras el paso por los vestuarios y sin cambios en ambos equipos, el partido continuaba en ese impás en el que el Eldense se mantenía sólido atrás ante un Levante espeso de ideas. Por ello, Calero decidió que el equipo necesitaba algo diferente y se la volvió a jugar con un triple cambio como ante el Mirandés: dentro Roger Brugué —ya recuperado de su lesión—, Álex Forés y Ángel Algobia, por Iván Romero, Vicente Iborra y Xavi Grande. Sí, como pueden deducir, cambió el sistema, y de hecho, Algobia se puso a jugar de lateral derecho.

La tuvo José Luis Morales, otra vez, en una acción ensayada tras una falta que se sacó en corto, pero el disparo del Comandante se marchó muy arriba sin encontrar portería. Quien sí estuvo cerca de meterla entre palos pero tampoco pudo fue el Eldense, en una jugada clarísima de Nacho Quintana, que cedió atrás para la llegada de Álex Bernal, cuyo disparo salió rozando el palo. No había manera de cambiar el guion del encuentro, y el Levante comenzaba a desesperarse con el paso de los minutos. Ya a la desesperada, y seguramente tarde, entró Carlos Espí por Kocho. Y posteriormente, Sergio Lozano por Oriol Rey. Y los cambios, funcionaron. En el primero de los seis minutos de añadido, Lozano colgó un balón al área para ver si encontraba petróleo, y Espí, peleando por arriba, incomodó a Dani Martín, que protestó una falta. El portero dejó escapar el balón y ahí apareció el talismán Brugué, para anotar a portería vacía. Y para terminar con la locura, el gigantón de Tavernes cazó un balón suelto en el área en el 90+4' para culminar la remontada épica. Una vuelta de tuerca conseguida desde el banquillo, gracias a las sustituciones, que participaron en ambos tantos. El destino, que le quitó tres puntos al Levante en la primera vuelta ante el Mirandés, se los devolvió con una remontada de órdago en Elda, en condiciones similares, con dos tantos en el tiempo de añadido. Licencia para soñar en Orriols.