El salto generacional de los Fernández

Ahora, tras la etapa de ambos por la cantera del Real Valladolid, juntos emprenden este viaje a Valencia. «Cuando salió la opción del Levante, al no tener aún los 18 años, preferimos que no viniese solo», comenta el progenitor. Para él, el hecho de que haya seguido sus pasos en el balompié, lo manifiesta con satisfacción. «Que mi hijo se dedique al fútbol y tenga la misma pasión, para mí es un orgullo y un placer tener un hijo así», relata.

Ambos guardan diferencias: Víctor Junior es zurdo y parte más de atrás, mientras que su padre era diestro y más ofensivo. Pero ambos mantienen el carácter y la capacidad de adaptarse a distintas posiciones como la banda. Ahora, ya en Orriols, con 16 años ha debutado en segunda división, en una muestra de «haber peleado mucho» y de ser «muy trabajador desde que era pequeño», un hecho que le ha permitido cumplir sueños tan rápido en una corta etapa.

A pesar de que los comienzos no suelen ser fáciles, los Fernández son pacientes. «Ahora lo que está haciendo es aprender. Cada día lo veo mejor. Está con muchas ganas de demostrar y de tener minutos. Estoy seguro que va a sorprender cuando los tenga», alude el mayor de los Víctor.

Ahora, del actual vestuario, Iborra es una de las personas de la que más está aprendiendo y tiene mejor trato. «Prácticamente le ha adoptado como su hijo. Le lleva y le trae a los entrenamientos. Le aconseja, habla mucho con él... Yo estoy encantado de que haya podido coincidir con una persona y jugador como él. Es un capitán y líder, sin necesidad de llevar o no el brazalete y que necesitan todos los clubes», relata con gran emoción.

Precisamente, Iborra es el único superviviente de aquella temporada del centenario, donde se vivieron dos duelos apasionantes. Por entonces, el centrocampista de Moncada fue su rival, un hecho que no recordaba, y ahora es uno de los mayores aliados. Lo que sí recuerda Víctor Fernández son los partidos, con la victoria del Efesé en Orriols y, sobre todo, el 3-5 en Cartagonova. «Estábamos jugando muy bien y la expulsión nos hizo un daño terrible. Yo salí en la segunda parte y estaba lesionado. Fue un partido muy bueno para el Levante y nos quitaron las opciones de subir», recuerda.

Esa tarde, en la que el arbitraje también estuvo en el punto de mira por «una expulsión muy dudosa» y «un gol de Javi Guerra que controló con la mano y marcó», Víctor Fernández no la olvida con facilidad, pues supuso terminar con el «temporadón» que habían hecho y donde estuvieron «muy cerca de ascender». El ya exfutbolista considera que fue todo un acierto recalar en el Cartagena con 35 años y le guarda grato recuerdo: «Todo lo que sea hablar del Cartagena, para mí es hablar de un club al que le tengo mucho cariño», añade.

Ahora, de cara a la cita del presente, no se decanta por ningún equipo en particular. Por una parte, «es el club de mi hijo y siempre voy a estar a su favor», pero por otra no puede ocultar la militancia de varios años con los colores blanquinegros y opta por una firme sentencia: «el que gane es el mejor». Lo que sin duda aventura es un balance similar al que hacía Calero: «No va a ser fácil. El Levante no puede tener ni un momento de relajación y debe mostrar su mejor versión».

De cara al futuro inmediato, el mayor de los Fernández no es muy optimista con el Cartagena, donde considera que «este año es un descenso general» y «debe centrarse en intentar ganar el mayor número de partidos». En cambio, muestra su confianza de cara al ascenso granota, al tener «una buena plantilla y posibilidades» y donde «los últimos cinco partidos decidirán quién sube», concluye el exjugador.