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Pau Ballester posa con la bandera del Levante que ha paseado por todo el mundo. /DAMIÁN TORRES
La voz del sentimiento granota

La voz del sentimiento granota

«Mi objetivo es engrandecer el Levante y hacer de nuestro estadio un lugar genuino y peculiar», argumenta Pau Ballester, catedrático de percusión que ejerce de sepaker en el Ciutat desde 1995 | Estará hoy en La Nucía: «Me gusta porque cada vez que hablo intento transmitir la voz del pueblo granota»

Lunes, 15 de junio 2020, 01:38

El Levante disputará hoy el primer partido de su historia sin su gente. Lejos de casa, en La Nucía, y a puerta cerrada pero, al menos, con el sonido del Ciutat. Su sentimiento. Eso es lo que trata de transmitir Pau Ballester. «Me gusta. Estoy feliz de poder ir a los partidos. Cada vez que hablo por la megafonía intento transmitir la voz del pueblo granota», afirma el speaker de Orriols desde 1995.

Catedrático de percusión en Torrent, se esfuerza por convertir el Ciutat en un estadio genuino. Su 'Es sent, es nota, València és granota' forma ya parte de la liturgia de los prolegómenos de cada partido. También la música instrumental previa a que suene el himno, lo que anuncia que los futbolistas van a saltar al césped. «Se lo pedí a un compañero, Miguel Ángel Orero, le comenté lo que quería. El Ciutat será de los pocos estadios que tienen un tema original», comenta de forma pausada, propia de un músico, y en perfecto valenciano.

Esa es otra de sus premisas. No sólo se expresa en el idioma característico de la Comunitat. «Si viene un equipo con una lengua materna, la utilizo», indica. Llegó a entablar cierta amistad con un periodista vasco de 'El Mundo Deportivo', a quien consultaba pronunciaciones de euskera: «Me nombró en un reportaje». Equipos extranjeros han venido pocos, pero el año de la Europa League dio clases con una rusa que reside Albuixech, donde él vive, antes de la visita del Rubin Kazan. Lo mismo hizo de cara al partido del Olympiacos y circula por Youtube un vídeo donde se le escucha hablando holandés en el Levante-Twente.

El amor por la música y el Levante le vienen de su niñez en la calle Flora. Lo primero lo convirtió en su profesión de tanto escuchar desde casa los ensayos del grupo de cornetas y tambores de la Cruz Roja. En el barrio se alzó Vallejo, aunque su sentimiento granota le viene de familia, pues él jamás asistió al campo clausurado en 1968.

Más bien él recuerda las diásporas hasta el Ciutat a través de la huerta. «Si hacía mal tiempo, íbamos en el 4L, pero si no, andando. Tomábamos el carajillo en el último bar antes de los campos, en Primado Reig. Ahí quedábamos con gente de la falla Trinitat Alboraia, muy vinculada al Levante», relata Pau Ballester. Y fue un miembro de esa comisión, directivo del club, quien le propuso hacer de speaker en la fase de ascenso a Segunda de 1995.

El primer gol que cantó fue, precisamente, de Paco López en aquel Levante-Numancia que acabó por torcerse (1-1), como todo un play-off de infausto recuerdo tras la temporada del récord con Juande Ramos. El técnico era callado, no como Carlos Simón o Pep Balaguer, con quienes Pau Ballester llegó a comentar los partidos. El speaker, que entonces estaba a pie de campo, era uno más del banquillo: «Un árbitro me expulsó contra el Tenerife».

También guarda con cariño las conversaciones con Antonio Calpe: «Bajaba al túnel y vivía los partidos con intensidad. Siempre se los pasaba renegando». O cuando, días después del ascenso a Primera en Jerez, se celebró en el Ciutat: «Luis Rubiales, el hoy presidente de la Federación, se salió de la vuelta de honor para darme el pésame. Por la mañana había enterrado a mi padre».

Pau Ballester quiere restar relevancia a sus vivencias. «Sólo he pretendido aportar mi granito de arena para engrandecer el Levante. Mi objetivo es convertir nuestro estadio en genuino y peculiar», subraya. Estuvo años sin cobrar, e incluso compró aparatos para la megafonía, hasta que Antonio Blasco le pidió la factura de un reproductor de CD.

Esta es su temporada 25 de speaker. Hasta la pandemia, seguía viendo los partidos en su localidad, con su gente de la peña Somni Granota. Cuando hay un gol o un cambio, corre para corearlo por megafonía. Ya cuenta los días para regresar al Ciutat. «Trabajaremos con dos megapantallas, una cubierta nueva... habrá cambios pero me gustaría que el estadio no perdiera su esencia», comenta. A sus 54 años, si su Levante quiere, se ve con las fuerzas innatas para seguir siendo, como él dice, «la voz del templo del sentimiento granota».

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