El Levante desaparece en el descanso

Este Levante es imprevisible. Inestable. Y ayer dio una imagen desesperante. Tras una primera parte convincente, el conjunto granota se quedó en el vestuario. No saltó al césped. Sólo así se puede encontrar una explicación a los cuatro goles encajados en apenas 23 minutos. Y todos en jugadas a balón parado. Los azulgrana se olvidaron de defender y un viejo conocido como Jason, con quien la relación no terminó de la mejor manera posible, se frotó las manos. El extremo gallego no marcó, pero se lució con dos asistencias. El cuadro de Paco López, que por primera vez en la temporada recibió tantas dianas, quedó a merced del Getafe durante el segundo acto. Perdió la concentración, la intensidad y el espíritu. Una caricatura de lo que puede llegar a ser, tal y como ha demostrado en multitud de ocasiones. «Para hacérselo mirar», admitió Morales después del encuentro. La dura derrota obliga a realizar examen de conciencia. Como ocurrió después del batacazo ante el Espanyol.

Precisamente, Paco López volvía a un estadio de gratos recuerdos para él. En el Coliseum Alfonso Pérez debutó como preparador del Levante y, en sus dos visitas, había salido con la victoria en el bolsillo. Ayer iba a por la tercera. El técnico de Silla tuvo que recomponer la alineación debido a las sensibles bajas de Postigo, Campaña y Melero. De esta forma, el entrenador apostó por un doble pivote con más músculo de lo habitual, ya que estuvo formado por los balcánicos Vukcevic y Radoja. Una apuesta, a priori, pertinente ante un Getafe siempre aguerrido.

Bajo una cortina de lluvia, el Levante entró en el campo apretando. Con la portería de David Soria entre ceja y ceja, los azulgrana tardaron muy poco tiempo en avisar. Exactamente un minuto y medio. Miramón dibujó una diagonal para asistir a Morales. El atacante madrileño se topó con el arquero del Getafe, pero Bardhi recogió el rechace y marcó. El tanto no subió, ya que la jugada había quedado invalidada por claro fuera de juego del Comandante.

El Getafe replicó pronto por medio de Maksimovic. Jason, cuya salida del Levante estuvo envuelta de polémica y tiranteces, tenía ganas de exhibirse y fabricó un preciso centro. Aitor se estiró para atajar el cabezazo del mediocentro serbio. Iba a ser la única acción de peligro del Getafe en toda la primera parte.

Los azulgrana se hicieron con la batuta, alcanzando una posesión del 65 por ciento. Una cabalgada de Morales terminó con disparo al poste de Mayoral, quien se encontraba en posición antirreglamentaria. Pese al control del juego, al Levante le costaba encontrar fisuras en la retaguardia del Getafe, siempre correoso.

Entonces, cerca de la media hora, llegó una oportunidad de lujo. Nyom realizó una cesión a Soria al interceptar un contragolpe de Morales. Bardhi y Rochina fueron los encargados de sacar la falta junto al área pequeña, pero no lograron superar la interminable barrera. Y la jugada desembocó en un saque de esquina que permitió a Duarte acariciar el gol.

El Levante, cómodo y con un ritmo altísimo, asediaba al Getafe con balones colgados al área, aunque le faltaba lucidez para rematar la faena. Sin embargo, el curso del partido cambió radicalmente a raíz del paso por vestuarios. Con la reanudación, el conjunto granota desapareció y los azulones se hicieron dueños absolutos del encuentro.

Pese a que el segundo acto fue un monólogo del Getafe, el desastre se concentró en 23 minutos: entre el 54 y el 77. Los de Bordalás aprovecharon la fragilidad defensiva del Levante y abrió la lata merced a un cabezazo de Cabrera, quien aprovechó un saque de esquina de Jason. Amplió distancias Jorge Molina. Vezo y Duarte cometieron sobre el alcoyano un penalti dudoso que, no obstante, fue ratificado por el VAR. El propio ariete se encargó de transformar la pena máxima en gol.

Jason firmó su segunda asistencia de la tarde sacando un córner rematado por Ángel con la testa. El canario superó en el salto a un Miramón que careció de contundencia. Como el resto de la zaga. La puntilla la puso Timor. El centrocampista valenciano recurrió a la picaresca para lanzar un golpe franco desde la frontal del área y coló el esférico por debajo de la barrera. El arquero vasco se desgañitaba. Otro gol a balón parado. El Levante, que sólo disparó una vez a puerta en toda la segunda parte, se había resquebrajado.