REDACCION
Martes, 21 de enero 2020, 20:25
El Sánchez Pizjuán no suele devolver los regalos. Los sabe aprovechar con un equipo cargado de talento, verticalidad y poderío físico. Y ayer el Levante no le entregó uno. Sino dos. El conjunto granota, como ya ha ocurrido en varias ocasiones, se descuidó a la hora de sacar el balón jugado y propició que el Sevilla se adelantara en el marcador dos veces, tirando por la borda el esperanzador tanto de Duarte. Un fallo arbitral acabó sentenciando a los de Paco López, que se despiden de la Copa del Rey en diecisesiavos y con un sabor amargo.
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Sin hacer revoluciones, Paco López ha dosificado a sus hombres en la Copa del Rey. Anoche, dos futbolistas que reaparecían tras superar sus respectivas lesiones ocuparon el eje de la defensa: Vezo y Duarte. Ambos tenían una complicada misión por delante debido al poderío del Sevilla dentro del área. El técnico valenciano optó por un cambio de sistema, abandonando el habitual 4-4-2. En el Pizjuán apostó por un 4-3-3 en el que Morales y Hernani actuaron como los jugadores más abiertos. Eso sí, ambos se veían obligados a realizar grandes ayudas defensivas. Iba a ser un partido duro.
El primer susto no tardó en llegar. Pero ocurrió de la manera más absurda. Una falta de entendimiento entre Aitor Fernández y sus defensas acabó con el arquero abandonando su área pequeña para presionar a De Jong en un saque de banda del Sevilla. Una incomprensible salida que dejó la portería descubierta, permitiendo a los de Lopetegui gozar de una clara ocasión de gol. El disparo se marchó desviado.
Sevilla
Vaclík; Jesús Navas, Diego Carlos, Sergi Gómez, Escudero (Reguilón, m.85); Éver Banega (Gudelj, m.73), Fernando, Óliver Torres; Ocampos, De Jong (En-Nesyri, m.81) y Nolito.
3
-
1
Levante
Aitor; Coke, Duarte, Vezo, Clerc; Campaña, Radoja, Rochina (Roger, m.78), Hernani; Morales (Melero, m.59) y Sergio León (Borja Mayoral, m.59).
GOLES: 1-0, M.13: Fernando. 1-1, M.30: Óscar Duarte. 2-1, M.46: Ocampos. 3-1, M.78: Óliver Torres.
ÁRBITRO: José María Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó al visitante Rochina (m.32) y a los locales Fernando (m.38), Nolito (m.61), Banega (m.71) y Sergi Gómez (m.81).
INCIDENCIAS: Partido de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 28.000 espectadores.
En la siguiente, no perdonó. Antes del cuarto de hora de juego, el Sevilla se aprovechó de uno de los principales problemas del Levante: los descuidos en el centro del campo. Coke cedió a Radoja un balón que era más bien una bomba de relojería. Los sevillistas se abalanzaron sobre el pivote serbio, quien acabó regalando el esférico. Ocampos conectó con Fernando y el jugador brasileño, dentro del área, se tomó todo el tiempo necesario para definir con precisión y marcar.
Antes del cuarto de hora, el Sevilla se había puesto por delante. Una pesada losa. El cuadro andaluz mostraba una inmensa destreza para romper líneas y profundizar por las bandas, sobre todo gracias al recorrido de los laterales Navas y Escudero. El de Los Palacios era un puñal. Las ayudas defensivas de Morales y Hernani no bastaban para cerrar espacios. El Levante pretendía evitar que el conjunto hispalense colgara balones con facilidad, ya que en esas acciones sufre especialmente. Y más ante rematadores como los que habitan el Pizjuán.
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El Levante padecía demasiados desajustes. Estaba desconcertado. Y la intensa presión del Sevilla provocaba varias pérdidas peligrosas en el centro del campo. Nervios. Hernani, quien suele hacer la guerra por su guerra, llevó a cabo una tímida rebelión contra el absoluto dominio del equipo hispalense. El extremo portugués avanzó en solitario 50 metros y él mismo culminó la jugada con un disparo lejano y centrado. Fue el primer acercamiento.
Sólo dos minutos después, y contra todo pronóstico teniendo en cuenta las sensaciones transmitidas sobre el césped, el Levante dibujó el empate. Rochina enseñó su clase convirtiendo un balón parado lejano en un exquisito centro para Duarte, quien se hizo fuerte ante la defensa hispalense y voló para cabecear el cuero al interior de la red. Un testarazo potente y cruzado. Inapelable. El central costarricense, quien marcó su tercer tanto desde que aterrizó en España en 2016, se estrenó como goleador granota.
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El Levante se mostró más ordenado en el tramo final de la primera parte. Más consistente. Sin embargo, el Sevilla seguía siendo una amenaza constante en los centros, ya que los de Lopetegui remataban con demasiada comodidad. El cuadro azulgrana trataba de tejer ofensivas rápidas en cuanto recuperaba el cuero, pero se precipitaba y apenas conseguía alargar la posesión. Así se llegó al descanso. Con la idea de que, con más tranquilidad y ciertos ajustes, se podía conquistar el Pizjuán.
Salida de balón. Los dos primeros goles del Sevilla llegaron con sendos regalos del Levante en el centro del campo. Una asignatura pendiente desde el curso pasado.
Estreno goleador. Óscar Duarte, quien reaparecía, igualó el tanto de Fernando. Es su primera diana como levantinista.
Mayoral. El de Parla entró en la segunda parte para dar lucidez y supo entenderse con Campaña. Aportó ideas y conexiones.
Fuera de juego. El Levante se despidió definitivamente del pase a octavos con un gol de Óliver que no debió subir al marcador.
El plan se derrumbó en el primer minuto del segundo acto. Un nuevo regalo del Levante al iniciar una jugada en su campo. Esta vez el origen fue un saque de banda de Coke dirigido a Sergio León, quien rifó el balón con una volea sin rumbo que cayó a Ocampos. El argentino bajó el esférico con el pecho y, desde la frontal, fabricó un disparo que cogió desprevenido a Aitor. El guardameta, algo descolocado, no consiguió evitar el 2-1.
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Un jarro de agua fría. A falta de más de media hora, Paco López intentó cambiar el guión con un refrescante doble cambio. Mayoral y Melero entraron en lugar de Sergio León y Morales. Una maniobra que implicó el paso a un 4-4-2, con el de Parla y Hernani en ataque y Rochina y Campaña ocupando las bandas. Precisamente, el sevillano acarició el empate en un córner con el que buscó el gol olímpico. Algo que lleva persiguiendo desde hace meses.
El Levante no conseguía hacerse con la batuta del encuentro ni alcanzar la continuidad en el juego, aunque la entrada de Mayoral había aportado algo de lucidez. Más ideas y conexiones. El delantero madrileño se entendía con Campaña. El de Parla quebró la línea defensiva del Sevilla con una sensacional asistencia a Rochina, quien disparó demasiado centrado. Hernani también se animaba. Pero la ilusión se apagó definitivamente con el gol de Óliver Torres. Un tanto que no debió subir al marcador por fuera de juego de De Jong. Fue un claro error arbitral, pero el VAR sólo funcionará a partir de octavos. Una pena. El partido se acabó ahí y Aitor evitó el cuarto. La losa de los despistes había sido demasiado pesada.
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