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Marco López. LP

El sueño americano de los hijos de Paco López

Marco y Gerard estudian en Estados Unidos mientras compiten en la liga universitaria: «Nuestro padre es exigente, pero lo único que nos pide es disfrutar. Es un juego»

Sábado, 3 de julio 2021

Cruzando el charco, se hace notar el sello de Paco López. No es el propio entrenador del Levante el que transmite su reconocible filosofía. Lo ... hacen sus dos hijos. Marco y Gerard han heredado la pasión por el fútbol de su padre y han decidido conjugar la competición y los estudios en Estados Unidos. Allí, a miles de kilómetros de su Silla natal, ambos disfrutan de la liga universitaria. Llevan en la sangre el juego ofensivo que exhibió su progenitor durante los años 90, pero sobre todo han adoptado la forma de entender el deporte y la vida que tanto caracteriza al técnica granota. El sueño americano de las nuevas generaciones.

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Gerard López. LP

Marco, de 23 años, es el hermano mayor. El que tomó la iniciativa de emprender una aventura al otro lado del Atlántico hace dos años. Y se muestra satisfecho con la decisión. Estaba estudiando en Valencia el grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte mientras jugaba en equipos de Tercera División y Preferente.

«No dudé en ningún momento», comenta Marco, quien se encuentra en Franklin Pierce University, en New Hampshire. Allí, ha finalizado una carrera vinculada a la que cursaba en Valencia y ha comenzado un máster de gestión deportiva. Al mismo tiempo, está gozando de protagonismo en el equipo. Actúa de extremo y luce un estilo muy semejante al de su padre. «Tengo bastantes cosas de él. O eso me dice. Soy bastante parecido, porque soy también pequeñito, rápido... La diferencia que tenemos es que él era zurdo y yo soy diestro. Él siempre dice que es mejor», afirma entre risas.

Marco está trabajando en la universidad para ahorrar dinero y viajar este verano por Estados Unidos. Vive en el campus en una casa junto a seis compañeros del equipo: «Mucha gente ve los partidos. Y los retransmiten todos. Hay bastante expectación. Si destacas, puedes dar el paso a un equipo profesional». Disfruta al máximo: «Aquí somos como profesionales. Tenemos de todo. Es increíble. Y además aprendes inglés y tienes experiencias nuevas. Te hace evolucionar como persona».

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Marco y Gerard compiten en divisiones diferentes de la liga universitaria, por lo que no se pueden enfrentar. El pequeño, de 22 años, se encuentra ahora en Valencia de vacaciones. Regresará a Estados Unidos en agosto. «Estoy estudiando Psicología, que es la misma carrera que estaba estudiando en España», indica.

A Gerard le costó más que a Marco echar a volar. «Yo era reacio porque era muy casero. Ese primer año decidí quedarme. Mi hermano se fue y, cuando volvió por Navidad, habló conmigo y me convenció. Me dijo que era una experiencia que yo tenía que vivir», admite. De esta forma, el pasado verano hizo las maletas. Y se siente encantado en Presbyterian College, en Carolina del Sur: «La universidad la describo como un pequeño pueblo. Mi universidad es pequeñita, somos unos 3.000 estudiantes. Nos conocemos todos y hacemos vida allí».

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Jugaba en el Alcúdia, en Preferente. Actúa como delantero centro, aunque su fútbol se desmarca del de Paco López: «Soy muy diferente físicamente a mi padre y a mi hermano, porque soy más alto y más grande. Yo recuerdo algún vídeo que he visto de mi padre y él se basaba en la velocidad y el regate corto. Y mi hermano igual. Mi padre me dice que tengo recortes, regates y movimientos que son suyos, pero el estilo es bastante diferente». Afrontó la temporada en Estados Unidos como uno de los puntales del equipo, aunque unos problemas de pubis le han impedido gozar de continuidad. Conserva la esperanza de dar el salto al fútbol profesional: «Yo siempre mantengo intacta esa ilusión. No vale la pena cerrarme puertas. Lo sigo intentando y trabajo para ello, pero soy consciente de que es muy difícil».

Marco ya tiene otra perspectiva: «Siempre he sido muy consciente de que esto es muy complicado. Y con la edad que tengo, estoy más disfrutando que queriendo ser profesional. Mi sueño va por dedicarme al fútbol profesionalmente pero desde el mundo de la preparación física y estando en un cuerpo técnico».

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Tener como padre a un entrenador de élite en España causa sensación en la universidad. «Me preguntan mucho. Es un orgullo, pero no sólo por el hecho de que esté en Primera. Hemos estado siempre muy unidos a él y a su trabajo y le hemos visto empezar desde los banquillos de Tercera como Catarroja y hemos ido siguiéndole siempre en su carrera y viendo su esfuerzo. Para mí es un orgullo ver lo que ha conseguido y de la forma que lo ha hecho», señala Marco. Gerard entiende el impacto: «Hay mucha gente que no es futbolera. Yo tampoco lo voy diciendo por ahí, pero mis compañeros de equipo flipan. Muchos ni se lo creían. Yo lo tengo bastante normalizado, pero entiendo que choca un poco».

Ambos tienen interiorizadas las lecciones recibidas de Paco López. «Él siempre me decía que, para cualquier cosa en esta vida, tenía que poner el máximo esfuerzo para que, si no lo lograba, al menos en un futuro no dijera que no hice todo lo posible. Eso es en lo que baso mi vida. Y deportivamente me ha dado muchos consejos. En cada partido, en cada entrenamiento que venía a verme... Es exigente, pero lo único que nos pedía es disfrutar. Al final es un juego y a veces nos olvidamos de eso», añade Gerard, quien ha crecido rodeado de símbolos granotas: «Nunca he sido de ningún equipo, pero el Levante siempre ha estado presente en mi casa. Desde que mi padre fue jugador. Estar en el Levante es una de las mejores cosas que le puede pasar a mi familia. Lo tenemos en casa, es un equipo de la tierra».

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Marco se muestra contundente: «Siempre he sido de Paco López más que de cualquier equipo. Pero es verdad que por el Levante tenemos un sentimiento especial». Los dos hermanos enseñan su casta en Estados Unidos.

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