
Miércoles, 25 de agosto 2021, 23:49
Baladrar es una bella cala de canto rodado de Benissa entre acantilados que cada vez atrae a más visitantes, especialmente este verano. Esa atractiva orografía también acarrea riesgos debido a la erosión. De hecho esta semana se han producido dos desprendimientos.
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Esta nueva caída de rocas se produce en un momento en el que arrecian las quejas de los vecinos por el peligro que supone la presencia de tantas personas que se acercan hasta allí. Y desde el ayuntamiento también dejan patente su malestar ante el nulo caso que le hace Costas a su petición para que actúe para frenar esa situación. Una reivindicación trasladada en varias ocasiones.
Las personas que residen en la zona destacan el incremento de visitantes de este verano. Comentan que una 'influencer' se hizo allí una foto y ahora "hay colas" de gente que baja hasta el espigón para copiar esa imagen.
Ese ajetreo de personas y vehículos se suman a la erosión. "Es una lástima la degradación que está sufriendo porque es un lugar precioso", comentan. Y recalcan el riesgo que suponen esos pequeños derrumbes. El último de una piedra de considerable tamaño que cayó sobre un pequeño pino.
El alcalde, Arturo Poquet, reconoce que siempre hay desprendimientos, pero que por fortuna no ha habido ninguna desgracia. Desde el consistorio se han dirigido sin éxito en numerosas ocasiones al servicio provincial de Costas para que tome medidas y ponga una malla que contenga las piedras, ya intervención requiere de su autorización.
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Existe una señal que alerta del riesgo de caída de rocas, aunque algunos hacen caso omiso de las indicaciones y se ponen debajo de ese tramo a tomar el sol. La zona es de difícil acceso para la maquinaria, apunta el munícipe, de manera que en la orilla son visibles restos de anteriores desprendimientos.
En cuanto a la presencia de usuarios, Poquet reconoce que "hay mucha gente y tenemos las playas con aforo limitado". En el caso de Baladrar está fijado en 180 personas.
Además del peligro derivado de los desprendimientos, los vecinos se quejan de que el incremento de trabajo que ha experimentado este verano el chiringuito de la cala se ha traducido en más basura en los contenedores, lo que atrae a la fauna a ese punto. Según explican se ha producido "un festival de palomas" y también han proliferado las ratas que acuden allí a alimentarse.
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Arturo Poquet admite que al tener más trabajo, el chiringuito genera más residuos, pero que los contenedores próximos se vacían dos veces al día.
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