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R. D.
Dénia
Lunes, 6 de enero 2025, 11:03
La Policía Nacional ha detenido a una mujer en Dénia por robar un reloj de la marca Rolex valorado en 4.000 euros mediante el conocido «hurto cariñoso» tras fingir un desmayo, según han informado este lunes fuentes policiales. La arrestada, de 26 años, tenía antecedentes por hechos similares y ha sido puesta a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de Dénia. Las diligencias permanecen abiertas hasta la detención del segundo de los autores y la recuperación de los efectos sustraídos para la conexión con otros delitos de la misma índole.
El robo ocurrió mientras un hombre caminaba por la calle junto con su esposa después de haber efectuado unas compras. De repente, una mujer se les acercó apresuradamente mientras se quejaba del calor que hacía e intentaba buscar resguardo debajo del paraguas que portaba la esposa del denunciante.
Tras una leve conversación para ganarse la confianza de la víctima y su esposa, la mujer fingió un desmayo, dejándose caer al suelo. En ese momento se agarró del brazo del hombre y le arrebató con gran destreza el reloj que portaba en su muñeca.
La víctima fue consciente de la manipulación que hizo la delincuente para robarle el reloj, pero fue tal la rapidez de la ladrona al ejecutar la maniobra que no le dio tiempo a reaccionar. Finalmente, la mujer huyó a la carrera y después entró en un vehículo, que abandonó la zona de forma apresurada.
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Ante el robo que había sufrido, el hombre acudió a la comisaría para denunciar los sucedido. Los agentes de la Policía Nacional pusieron en marcha una investigación y analizaron el caso de forma exhaustiva. Los especialistas en este tipo de robos, que conocen a los delincuentes más activos durante estas fechas del año, no tuvieron dudas respecto a quiénes podrían ser los autores. De manera que, en el mismo momento de la denuncia, se pudo identificar a los delincuentes que estaban involucrados en este robo.
Pocos días después tuvo lugar la detención de la mujer. Pero todavía no se ha podido localizar a su cómplice, el hombre que facilitó la huida tras el delito.
La Policía Nacional, durante la investigación, pudo constatar que estos delincuentes trabajaban de forma muy ordenada y se repartían las tareas a realizar de manera minuciosa. En este caso, la mujer se encargaba de la captación de víctimas y de robar los objetos valiosos. Tras seleccionar a sus víctimas, con destreza inventaba una excusa para acercarse a ellas y con astucia conseguía sustraerles las joyas que pudiera portar a la vista.
Por su parte, el hombre vigilaba desde un vehículo los movimientos de su compañera de fechorías y, cuando ella se hacía con el botín, posicionaba el vehículo en un lugar propicio para recogerla y emprender un huida rápida por carretera.
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