![La edición de primavera del Dénia Festival de les Humanitats pone el acento en los retos del envejecimiento](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/04/12/primaverahumanitats-ResuNrpYSHGNkamkKj5GMzN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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R. D.
Dénia
Viernes, 12 de abril 2024, 21:50
El Centro Social de Dénia acogió en la tarde del jueves las sesiones principales de la II Edición de primavera del Dénia Festival de les Humanitats. Ante un concurrido auditorio se puso el acento en el proceso de envejecimiento, planteando la cuestión de que el incremento de la longevidad humana supone para las estructuras actuales importantes incógnitas sobre el papel de las personas mayores en la sociedad, la consecución de un envejecimiento activo y saludable o los retos económicos que pueden observarse para que lleven una vida digna.
Para pensar sobre esta materia se contó con una relevante selección de personalidades expertas en la cuestión y con mucho que contar. Así, la primera mesa de debate, bajo el título «Una aproximación científica y sociológica a la longevidad» congregó a María Ángeles Durán, catedrática de Sociología del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC y Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política, y a Josefa Ros, investigadora del programa Postdoctoral Research Fellowships at Harvard University for Distinguished Junior Scholars y especialista en el análisis del aburrimiento en personas mayores, con la moderación del director académico del festival y de la revista La Maleta de Portbou, Josep Ramoneda.
En su introducción, el director del festival quiso incidir en que todos somos conscientes del ritmo acelerado con el que se ha alargado el tiempo de nuestra existencia y que este hecho tiene una influencia evidente en nuestra sociedad.
Por su parte, Durán inició su ponencia comentando que a veces «las palabras nos empujan a cambiar el modo de ver la vida» y resaltó el hecho de que se estuviera hablando de longevidad y no de envejecimiento, ya que este habla del deterioro progresivo que se acerca al morir, mientras que la primera está mirando hacia «la batalla por lograr más tiempo de vida».
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La catedrática introdujo interesantes incógnitas socioeconómicas. Si se trabaja, aproximadamente, entre los 25 y los 70 años, pero se puede vivir hasta los 90 o 95, la productividad en esos años de trabajo tiene que ser tan alta como para que no sólo permita vivir durante el periodo laboral, sino también ahorrar para que la sociedad pueda mantenernos en los años en los que vivimos tras la jubilación.
En el futuro, «las personas mayores seremos grandes productores de trabajo no remunerado y grandes consumidores de trabajo no remunerado«, teniendo además en cuenta que las principales cuidadoras son mujeres y que una mujer que cuida es una mujer que pierde su empleo. Por ello instó a los asistentes a repensar cómo quieren que sea la economía del futuro, ya que la longevidad «va a requerir muchas más horas de cuidado que actualmente y el destino de esas mujeres depende de cómo decidamos redistribuir los privilegios y las obligaciones».
Por su parte, Josefa Ros invitó a no romantizar la vejez y a no perder de vista que el envejecimiento va unido a un deterioro físico y a un aumento de la dependencia. En su calidad de investigadora sobre la ausencia de bienestar de las personas mayores que se encuentran en residencias, detalló tres «dolencias del alma» que merman su calidad de vida: la soledad no deseada, el sentimiento de inutilidad y el aburrimiento disfuncional, centrándose en esta última cuestión.
Para ella, el aburrimiento disfuncional «es una experiencia que duele, de malestar, que se produce cuando ponemos nuestra atención o energía en una actividad o situación que no nos estimula adecuadamente, que no cumple con nuestras expectativas, que nos da la sensación de que estamos perdiendo el tiempo». «En las residencias se experimenta un aburrimiento disfuncional demasiado a menudo», señaló.
Para la investigadora, que las residencias puedan centrar más la atención en el bienestar de las personas mayores y que sean ellas mismas las que puedan dirigir el modelo residencial no se puede hacer con los mismos recursos económicos. «Hace falta invertir en las residencias si de verdad queremos ser dueños de nuestras vidas en el momento en el que tengamos que vivir institucionalizados», concluyó.
Tras ellas, Norbert Bilbeny, filósofo y catedrático de Ética en la Universitat de Barcelona, y la escritora Xita Rubert, moderados por Jordi Alberich, miembro del consejo editorial de La Maleta de Portbou, dedicaron el final de la tarde a conversar y pensar sobre «Vivir y convivir con el envejecimiento».
Bilbeny dedicó su intervención al pensamiento sobre el propio concepto de la vejez, con las paradojas que el mismo conlleva en nuestra sociedad: cómo confluyen a la vez la preocupación por la vejez y el poco contacto con las personas mayores y un menor aprendizaje de ellas.
«Hay más viejos que nunca, pero resultan una generación invisible y, ante esa invisibilidad, no advertimos que la vejez es como una segunda adolescencia: un cambio en su cuerpo, en su mente, en su imagen y hacia la posibilidad de nuevas experiencias», señaló. «No se está nunca preparado para ser viejo, suerte que la vejez viene poco a poco», comentó.
Para concluir, la escritora Xita Rubert, presente por videoconferencia, se mostró muy interesada en las cuestiones relacionadas con el envejecimiento y el deterioro o la discapacidad y, en relación con esto, comentó que se encuentra trabajando en un proyecto que mezcla la neuropsicología y la literatura. «Hay un estigma con la vejez y con las demencias tanto para la persona que las sufre como para su entorno», señaló.
El mes de octubre acogerá el grueso de la tercera edición del Dénia Festival de les Humanitats, que tendrá como cuestión principal «¿Qué hacer con el futuro, tan lejos y tan cerca?». Podrá el foco de atención en reflexionar tanto sobre la incertidumbre que supone el futuro como sobre la construcción que hace el ser humano del mismo. Con una imponente relación de personalidades expertas en ciencias, artes y humanidades, el debate se abrirá a observar y valorar el destino colectivo de la humanidad, las opciones que tiene por delante y los límites y consecuencias que pueden tener en el futuro las acciones del presente.
Frente a un mundo en el que los límites se desdibujan y la amenaza de perder nuestra humanidad se hace más tangible, el Festival de les Humanitats propone un espacio de reflexión y debate para preservar nuestra libertad de pensamiento y acción.
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