La estación de autobuses de Dénia, sin aseos y con escasa sombra

La estación de autobuses de Dénia, que este mes ha cumplido cuatro años, deja mucho que desear. Nació con deficiencias y se ha ido deteriorando en este poco tiempo que lleva en marcha. Desde un principio ha contado con poco espacio cubierto, que proporciona escasa sombra, y a eso se le ha sumado el cierre de los aseos de manera definitiva.

Los dirigentes municipales se escudan en que se trata de una infraestructura provisional, pero la anterior también lo era estuvo funcionando durante décadas. Esta excusa no convence a los usuarios, que tildan de “vergonzoso” que una ciudad turística como Dénia reciba a los viajeros con una terminal con esas carencias. Y la gota que ha colmado el vaso es que no se puedan utilizar los servicios, que llevan cerrados a cal y canto desde hace meses.

La concejal de Territorio, Maria Josep Ripoll, explica que los baños ha sido desmantelados, “fueron destruidos progresivamente”. Al principio el ayuntamiento optó por hacer arreglos, pero los destrozos se repetían una y otra vez hasta que “un día eran irreparables”, recalca.

Ante esa situación, optaron por no volver a abrirlos más. De eso hace ya unos cuantos meses y en el pleno de finales de mayo el tema ha salido a relucir de nuevo. La respuesta no ofrece ninguna esperanza. Ripoll asegura que no tienen previsto ponerlos de nuevo en marcha porque los destrozarían una vez más. Pero los usuarios no entienden esta postura.

Ina, una residente alemana que vive en la capital de la Marina Alta, expresa su malestar por el hecho de que no poder acceder a ninguno de los dos aseos que hay en la estación. Necesitaba ir al baño y ha tenido que acudir a un bar próximo, donde le han cobrado 50 céntimos por usar el suyo sin realizar ninguna consumición.

María es de Valencia pero acude muchas veces a ver a su hijo que vive en la capital de la Marina Alta. Ha viajado por otras zonas de España, pero lo que ocurre en esta infraestructura “no lo he visto en la vida”. En su opinión, los servicios deben arreglarse. “Esto no es una estación ni es nada”, afirma con total convencimiento. Y se pregunta, además, qué arquitecto diseñó ese lugar en el que no pueden entrar bien ni maniobrar los autocares grandes.

También Jazmina cree esta terminal de autobuses está fatal. Está allí acompañando a su madre, que tiene que tomar un autocar. “Que no haya aseos es el colmo”, critica. Entiende que el Ayuntamiento de Dénia esté cansado de tener que repararlos. Sin embargo, le pide que busque soluciones, que trate de adoptar medidas como que se controle el acceso o “que los cierren por las noches”.

A otra residente extranjera que también espera el autobús le parece totalmente incomprensible que un lugar tan turístico como Dénia cuente con una terminal así. Los viajeros tienen que acercarse a un bar en caso de necesitar un aseo. También echa en falta indicadores que avisen de las llegadas, salidas o destinos de los autobuses.

Uno de los conductores de esos autocares está acostumbrado a que le pregunten por los baños de la estación. “Yo los mando directamente al bar”. A su juicio, se podría hacer como en las rutas internacionales, donde se paga por entrar a los servicios.

A este problema se le vuelva a sumar lo que ocurre cada vez que empieza el calor. Esta terminal está formada por contenedores y dispone de poco espacio cubierto, a pesar del que el consistorio aumentó la parte techada. Cuando calienta el sol, todos los que esperan buscan la sombra, que hay poca. Y cuando se aproximen temperaturas cercanas a los 40 grados, será peor.

Lo mismo ocurre cuando hace frío y llueve. No hay paredes que frenen el viento y lluvia. Y el poco espacio techado sirve de poco cuando las rachas de aire empujan las gotas hasta las zonas cubiertas.

El edil de Territorio dice que una prioridad del gobierno local es eliminar esta terminal provisional en cuanto se construya la estación intermodal, que daría cabida a autobuses y trenes. Pero la llegada del tren de cercanías aún no se vislumbra en el horizonte.

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