Éxito de la primera jornada de cierre del final de Les Rotes

Buena parte de los bañistas que se acercaron en coche a esa zona se quedaron extrañados al ver que la Policía Local les indicaban que no podían acceder hasta el tramo final. Estaban apostados junto a los dos puntos de aparcamiento gratuito habilitados. Les pillaba de imprevisto, venían de fuera y desconocían que se había instalado una barrera justo antes del restaurante Mena. De manera que debían dejar allí sus vehículos e ir a la playa a pie o en el minibús habilitado por el ayuntamiento para conectar ambos puntos.

A primera hora estuvo todo bastante tranquilo. Pocos iban a la playa y colaboraban de buen grado, según comentaron varios agentes. Unos extranjeros mostraban su asombro porque el día anterior habían podido pasar y alguno incluso puso mala cara. Hubo quien recurrió a la picaresca para tratar de cruzar y le dijo a los policías que iba a tomar un café a un restaurante cuando todavía faltaba una hora para que abriese.

Pero la norma general fue la buena aceptación del cierre. Tanto es así que el primer aparcamiento ya estaba lleno antes del mediodía y el segundo también albergaba bastantes vehículos. Irene, una joven de Puçol de 22 años, acudía por primera vez a Les Rotes y desconocía que se cerraba el acceso. «La Policía Local nos lo ha explicado y me parece muy bien«, comentó antes de subir con sus amigos al minibús gratuito.

Una pareja de Valencia, que estaba de ruta de montaña por Benicadell, había decidido acercarse a la playa y se encontró con la restricción de acceso. Según comentaron, les parecía «buena idea» y bajaron andando.

También otra pareja valenciana había decidido hacer una escapada de un día a Dénia. La medida les parecía bien, pero desconocían que hubiera un servicio de autobús y habían accedido al final de Les Rotes a pie. «Si lo hubiéramos sabido, lo habríamos cogido», comentaron.

José, un albaceteño que veranea desde hace más de una década en Dénia, también expresó su sorpresa. En su opinión, la medida podría provocar retenciones en la zona de los parkings.

Los vecinos estaban encantados, entre ellos Amparo, quien recalcó que «me parece perfecto porque otros años nos ponían coches hasta en la puerta y no podíamos salir«. Ella todavía no ha recibido la tarjeta de residente que le permite pasar el control.

Quien sí la tiene es Adolfo. En su opinión, «antes era un desastre» y esta medida es positiva y supondrá tener un verano más tranquilo.

Por su parte, el hostelero Diego Mena subrayó que era buena la presencia de visitantes y bañistas, pero no la masificación de coches. «Hay que concienciarles para que usen el transporte público«, subrayó.