Urgente Tres afortunados se reparten 105.000 euros con la Primitiva de este lunes

Desde que se puso en marcha la normativa del pasaporte COVID han salido varias noticias en las que los clientes de algún local de hostelería se han negado a presentar dicha documentación y han llegado a firmar reclamaciones y denuncias. También han salido noticias de locales a los que se les ha impuesto sanciones por no cumplir con dicha normativa, aunque de estos últimos, que yo sepa, ninguna ha sido en la Marina Alta.

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Vaya por delante que sí, tengo el dichoso papelito. Es más, toda la gente a la que trato normalmente está vacunada y disponen también del certificado. Pero aún así, de verdad que no lo veo claro. Y no lo veo claro precisamente porque confío en las vacunas y porque los datos actuales (gracias a las vacunas) no son peores que los de un año de gripe normal. Googleen y comprueben.

Aún así, y a pesar de mi escepticismo en lo que a esta normativa se refiere, aquí hay que distinguir dos cosas. Una es que podemos estar o no de acuerdo con esto, y en ambos casos podemos manifestarlo abiertamente porque para eso vivimos en una democracia. Otra es que la normativa es de obligado cumplimiento, por lo que los locales que piden el papel lo hacen porque están obligados a ello. Como están obligados a cerrar a una hora determinada, o a no servir alcohol a menores de edad.

No tiene sentido, por tanto, enfrentarse a una camarera -casi siempre es una camarera- ni hacer alharacas delante de un local ni tampoco ponerle una mala reseña en internet solo porque están cumpliendo una normativa a la que están obligados.

En la Comunidad Valenciana el 92% de la población está vacunada, y no somos ni de lejos la comunidad autónoma con el mayor porcentaje. Con ser un dato extraordinariamente bueno, se puede decir que estamos a la cola: únicamente adelantamos a Cantabria, Baleares, Ceuta, Castilla y León y Melilla. Es decir, la mayoría de las regiones han vacunado a un porcentaje de gente superior a la nuestra.

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Por mi parte, pienso disfrutar de esta Navidad con mi familia si es que nos dejan, y alguna que otra incursión en la hostelería local también caerá. Eso sí, con el papelito por delante para no hacer pasar aún peor rato a quien está obligado a pedirlo tanto si le gusta como si no.

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