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R. González
Dénia
Miércoles, 12 de junio 2024, 00:11
La galería de arte Avima de Dénia, a pocos pasos de la principal arteria de la ciudad, ha recibido la indeseable visita de los amigos de lo ajeno. Alguien ha forzado la entrada y ha robado un cuadro apaisado que mide 1,8 metros y una figura de una cabra.
Su propietaria, Mari Carmen Costa, cerró con llave el sábado sobre las nueve y media de la noche y se dispuso a disfrutar del fin de semana. El domingo fueron sus tres hijos a comer a casa. Uno de ellos, cuando se fue, pasó por delante de la galería y vio que la puerta estaba entreabierta. Entonces llamó a su madre porque faltaban las dos piezas de la entrada.
De inmediato Mari Carmen y su marido salieron de casa. Él con destino al local y ella, a la comisaría de la Policía Nacional para poner la denuncia.
Serena y al mismo tiempo apenada, la dueña de la galería explica el duro golpe que supone este robo. Por una parte está el coste de las obras, ya que la pintura, un paisaje pintado por Teos, estaba a la venta por 1.800 euros y la cabra costaba unos 350 euros. Por el otro, el valor sentimental.
Es precisamente la pérdida de esa última pieza lo que más le ha dolido a Mari Carmen. La figura de este animal llamaba siempre la atención de todas las personas que pasaban por delante del escaparate, especialmente de los más pequeños. Según explica, los escolares al salir de clase pasaban por la galería, entraban y tocaban la campana que tenía la cabra. Era una especie de ritual que se había convertido en un momento muy especial para Mari Carmen.
Esa estampa ya no se ha repetido este martes. «Eso es lo que más tristeza me causa, que los niños ya no puedan entrar a tocar la campana», lamenta con gran pena la dueña de Avima.
También tiene miedo por si los ladrones vuelven a entrar. Esta es la tercera vez que sufre un robo en los 38 años que tiene abierta la galería de arte. Una vez ocurrió cuando estaban asfaltando la calle. Entonces le quitaron dos cuadros valorados en 5.000 euros. La otra, estando su hijo dentro, entraron dos hombres y mientras uno distraía la atención de su hijo, otro le quitó el ordenador portátil que tenía sobre la mesa y emprendía la huida.
Ni esta vez ni la anterior, el seguro que paga religiosamente cada mes ha cubierto las pérdidas. «Me han dicho que si no me han amenazado o agredido no es un robo, sino un hurto».
Ante esta situación, Mari Carmen espera que la policía encuentre lo que le han robado, al menos la cabra. El lunes por la tarde acudieron agentes de la científica para tomar huellas. Y frente al local hay varios negocios, entre ellos un banco, con cámaras de vigilancia que podrían ayudar a dar con la persona o el grupo que ha cometido este delito.
La Policía Nacional está investigando lo ocurrido para averiguar la identidad del ladrón, que ese día estuvo muy activo, puesto que alguien también forzó la sede de una filà mora situada a pocos metros. El hecho de que entraran allí y en la galería desconcierta a los cuerpos de seguridad, que van a seguir trabajando para encontrar al culpable.
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