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Sobre la paciencia

LA TRONERA ·

Isabel Ferrando

Dénia

Martes, 17 de mayo 2022, 16:11

Hay cosas que tardan tanto que una piensa que al final no van a llegar nunca, pero oye que no. Que la cosa a veces se mueve. Que el pasado domingo yendo a Benissa me encontré con una rotonda de tamaño gigantesco que no había visto antes, y me sorprendí muy gratamente al contemplar, in situ, que las obras avanzan a buen ritmo. Que tarde y lento (quince años, que se dice pronto), pero que aquí está lo que será la variante por la que tanto han luchado en Benissa y cuya lucha hemos apoyado también el resto de la comarca, aunque fuera por puro egoísmo y comodidad.

Hay varios dichos sobre la paciencia: que si es amarga pero su fruto es dulce, que si todo llega al que sabe esperar, que si tiene más poder que la fuerza… Pero esas son las frases bonitas, las que recuerdas cuando has esperado algo por mucho tiempo y finalmente llega.

Pero ¿qué pasa cuando lo que llevas ansiando toda una vida se demora aún más? Pues que vamos a las de otra parte: quien espera, desespera.

Tenemos callo en esta comarca sobre el tema de esperar. Llevamos esperando hace ya casi medio siglo al tren, por ejemplo. Pero creo yo ya que con la misma ilusión que esperábamos ganar el primer mundial de fútbol que ganamos: casi por costumbre. Lo de esperar, digo, no lo de ganar un mundial, que aquello sí que nos sorprendió y salimos todos a la calle a celebrarlo.

Que yo dudo que salgamos todos a la calle a celebrar lo del tren, si llega, como aquel día celebramos el mundial. No digo los políticos, que ahí habrá codazos y bofetadas por ver quién sale en la foto con sonrisa de cinco palmos y trescientos dientes. Los de a pie primero no daremos crédito. Luego iremos a comprobarlo. Puede que hasta queramos subirnos sin motivo aparente, por aquello de que no nos lo cuenten, y que fundamos los pasajes los primeros días del tren.

Luego lo incorporaremos con normalidad a nuestras vidas y al poco olvidaremos quién cortó la cinta inaugural y quién salió en la foto. Aunque entonces se encargarán ellos de recordárnoslo a cada vez que vengan las elecciones y nosotros, les miraremos de soslayo debatiéndonos entre la ternura y el poco aprecio. Y ellos se enfadarán por nuestra falta de agradecimiento. Es más, para mí que se huelen la tostada y por eso no mueven ficha en serio.

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