Hablando hace un par de días con un escritor bastante reconocido, llegamos a la conclusión de que la novela gráfica (cómic, tebeo o como lo quieran llamar) está siendo minusvalorada por un amplio sector de la población. Hasta el punto de que llegó a plantear que se ofreciera Maus a chavales de instituto pero que la idea fue rechazada de plano. Maus, sí, de Art Spiegelman. Una de las mejores novelas (sin necesidad de ponerle apellidos) del siglo XX, y que además aborda uno de los peores momentos de la Humanidad, rechazada por no ser un… ¿libro escrito solo con texto? «Es un error», concluimos.
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Poco antes de esta conversación, otro escritor me había comentado con asombro la enorme cantidad de “mangas” que ha visto en librerías de todas partes durante las presentaciones que ha hecho de sus libros en diferentes ciudades. “El mundo editorial está salvado con esto, no veas cómo se lanzaban los chiquillos”, me dijo. Más o menos.
Y sí, es cierto. Solo hay que ver lo que pasó el fin de semana en el Auditori de Teulada-Moraira, con el Temoricon, el primer Salón del Manga que se celebra en la Marina Alta. Mangas, anime, juegos de mesa, juegos de rol, concursos de cosplay, talleres de baile de k-pop…
Quizá todo esto le suene a chino –o más bien a japonés o coreano- pero eran legión los adolescentes y no tan adolescentes que se acercaron hasta allí para participar en cualquiera de las actividades que hubo, y que fueron muchísimas.
Por lo que me contaron, fueron los propios jóvenes de Teulada-Moraira, los que pidieron al Ayuntamiento del municipio que se pusiera en marcha esta actividad. Los mismos jóvenes que te atendían en la puerta de entrada, que organizaban los diferentes juegos, que informaban de cualquier cosa que se les preguntara. Un evento en que se vendieron libros, cómics, ilustraciones (sí, ilustraciones de artistas nóveles, como rosquillas se las quitaban).
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Esos chavales que devoran libros llenos de dibujos que se leen del revés son nuestro futuro. Por los cómics de antaño muchos comenzamos a amar la literatura. Y por los mangas de hoy, muchos críos serán mañana ávidos lectores. Y leer es, bueno, ya saben: “más libros, más libres”.
Por eso escribo hoy esta columna: para agradecer la fantástica iniciativa y pedir que, por favor, el año que viene repitan.
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