El tren solar

Ahora que estamos en esas en que dejar el coche en la calle supone encontrarlo al mediodía de Dénia como horno para empanadas (en este caso servidora, que nunca encuentra una sombra), por algún motivo insondable los algoritmos de internet no hacen más que recomendarme noticias relacionadas con los nuevos vehículos solares que se supone saldrán a la venta en 2023. A precios bastante altos, eso sí.

Uno, con perfiles futuristas, ya tiene una porrada de encargos y sale la versión más económica por unos 27.000 euros. Otro, el que parece más un coche, se va de madre, con un cuarto de millón por unidad. En ambos casos, son enchufables a la red, pero las propagandas de ambos dicen que si lo aparcas al sol, pues eso que te ahorras.

Que es como todo, que seguro que si no pagas más gasolina, tendrás que pagar algún tipo de consumible, bien sean las baterías –que están suponiendo un problema- o cualquier otro tipo de cosa con la que nos sacarán el dinero, porque si no, ¿qué impuestos vas a aportar? ¿La compraventa, la matriculación y el IVTM? ¿Y ya? No, el pastel es demasiado goloso para dejarlo al albur de la nada, sobre todo si pensamos que, según datos de la Agencia Tributaria, en el año 2021 el Estado recaudó un total de 11.492 millones de euros en impuestos sobre carburantes.

Pero bueno, como he estado por Alicante y nos hemos movido con el tram, que es muy cómodo, pues me he puesto a investigar si al igual que el coche solar existe ya un tren solar, con lo que eso ahorraría en gastos en una zona como la nuestra, que no es que no llueva, pero hay un número bárbaro de días de sol en comparación con los nublados.

Y sí que lo hay. Hace unos cinco años, se instalaron placas solares en el techo del antiguo tren diésel de Byron Bay, Australia, que gracias a este nuevo sistema y a sus baterías, puede alcanzar una velocidad de 115 kilómetros por hora y capacidad para cien pasajeros. Fue el primer paso y ha funcionado de forma estupenda. India también decidió invertir en este tipo de tecnologías casi al mismo tiempo, y hoy ya dispone de más de 250 trenes solares y varias centrales fotovoltaicas en diferentes puntos para suministrarles energía de forma complementaria.

También han tomado nota en Perú y Argentina, y está en marcha un proyecto para instalar un tren que recorrerá 240 kilómetros a una velocidad media de 60 km/h y con una capacidad para 240 pasajeros. Y hay más proyectos en otros países, disponibles a golpe de google.

Así que ahora que estamos en la diatriba de tren/tranvía para enlazar Dénia y Gandia, y pese al escepticismo general que todos estos anuncios conllevan, pues ya puestos, si lo van a hacer, que lo hagan solar, porque así además de cumplir con la Agenda 2030 y tener más facilidad para que Europa nos suelte los euretes de la inversión, a la larga también se podrían ahorrar costes e igual nos saldría más baratito el viaje.

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