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La escasez de materias primas como el trigo supone ya un grave problema en la restauración Foto cedida por Pizza 4U
Marina Baixa: La escasez de productos y el precio de la energía amenazan al turismo | Harina para mes y medio, aceite racionado y la energía por las nubes ponen en alerta al sector turístico

Harina para mes y medio, aceite racionado y la energía por las nubes ponen en alerta al sector turístico

Hoteleros y restauradores miran con preocupación el aumento de costes y la escasez de materias primas derivadas de la actual coyuntura internacional

Nicolás Van Looy

Benidorm

Jueves, 10 de marzo 2022, 14:02

Fue la patronal hotelera Hosbec la que, apenas 24 horas después de iniciarse la invasión rusa de Ucrania, alertó de las posibles consecuencias que un conflicto bélico en la frontera oriental de Europa podría tener sobre el mercado turístico internacional de cara a un verano en el que el sector tenía -y tiene todavía- puestas grandes esperanzas.

Tras dos semanas de guerra y según los informes de esa misma asociación, los efectos colaterales del enfrentamiento ya se han dejado notar en forma de un importante frenazo en el ritmo de reservas de cara a la próxima temporada alta, si bien la tendencia presente sigue siendo al alza.

La mejora de la situación pandémica ha permitido a la industria turística valenciana coger músculo y encadenar ya dos meses continuados de crecimiento tanto en los índices de ocupación como en los indicadores de apertura de establecimientos. Unos buenos datos que, sin embargo, se ven ahora amenazados por otras de las derivadas del conflicto iniciado por Vladímir Putin: el encarecimiento de la energía y el racionamiento de algunas materias primas.

Nuria Montes, Secretaria General de Hosbec, ha afirmado a LAS PROVINCIAS, que debido al aumento de los costes energéticos y de los precios de la comida, «tenemos cifrado que el coste de producción de una estancia hotelera ha aumentado entre un 25% y 30% respecto a 2019».

Una situación que se da «sobre todo, por el incremento de los costes. Hay que tener en cuenta que, en la estructura de costes del sector hotelero, el principal es el de la mano de obra; pero después de ese capítulo, los dos costes más importantes son, por este orden, los de alimentos y bebidas y el de energía», afirma Montes.

En concreto, la Secretaria General de Hosbec explica que los costes relacionados con la alimentación de los huéspedes «pueden suponer aproximadamente el 25% del total de los gastos de un hotel y la energía un 15%» siendo esos dos valores «los que están ahora mismo absolutamente disparados, muy por encima del 10% de la inflación».

La hostelería sufre por el racionamiento

Más complicada todavía es la situación dentro del sector de la restauración, donde a la subida de precios hay que sumar el racionamiento que ya se está aplicando a algunas materias primas. «El aceite de girasol y el trigo son los que más problemas nos están generando ahora mismo. La escalada de precios va a reducir el consumo, pero hay productos que van a escasear», alerta Diego Salinas, gerente de la Asociación de Bares y Restaurantes de Benidorm (Abreca).

Una situación que, salvo que se produzca un giro radical en el panorama internacional, no hará más que empeorar. «Recientemente un proveedor me informó de que sólo hay provisión de trigo para el próximo mes y medio y que más allá de eso, no saben a qué precio podrá ponerse», lamenta Salinas.

«Es una mala época para tener una pizzería; pero la situación del aceite de girasol es todavía peor y eso es un drama, por ejemplo, para los propietarios de freidurías», ejemplifica el gerente de Abreca, una asociación que recientemente anunció su intención de potenciar una cooperativa de compras entre sus asociados para, precisamente, reducir la factura de abastecimiento, pero que incluso tras haber implementado esa solución, se ve impotente ante el racionamiento.

«El problema de cuando se racionan los productos es que da lo mismo cómo compres el producto porque sólo podrás tener una unidad por local», afirma Salinas. «El problema mayor lo van a tener los especialistas porque, además de al aumento de precios, se enfrentan a ese racionamiento. Vuelvo a poner el mismo ejemplo: si a una pizzería se le raciona la harina, le quitan la mitad de su carta».

Todo ello, sin haber entrado todavía al otro gran problema: el del aumento del precio de la energía. Diego Salinas explica que «la hostelería es la gran damnificada de la subida energética porque es un gran consumidor, pero consume en baja tensión, con lo que es el mayor de los pequeños que, además, abre durante las horas del día. Eso hace que nos impacte por precio, porque no podemos comprar como si fuéramos un mayorista, y nos impacta porque consumimos en las horas en las que las tarifas son más elevadas».

Nula capacidad de maniobra

El mayor problema al que se enfrenta el sector alojativo, tal y como explica Nuria Montes, es el escaso -o nulo- margen de maniobra que tiene a la hora de hacer frente a esta realidad. De esas tres grandes partidas de gasto (recursos humanos, alimentación y energía), ninguno de ellos permite grandes correcciones. «Para nosotros, el valor humano es tremendamente importante porque existen muy pocos procesos que se puedan mecanizar. Por lo tanto, siempre necesitamos un suelo de personal que resulta imposible modificar a la baja».

Esa realidad se traslada también a los dos capítulos de gasto que se han disparado en las últimas semanas. «El confort térmico y la calidad de la alimentación son fundamentales. En ciudad, muchos clientes optan por sólo alojamiento o, en el mejor de los casos, alojamiento y desayuno. En el sector vacacional, sin embargo, el factor de la comida es muy importante y uno de los elementos que generan mayor satisfacción en el cliente».

El único consuelo que les queda a los hoteleros es que «hace ya tres años pusimos en marcha una batería de medidas en políticas de desperdicio alimentario. Esa es una de las pocas vías que tenemos para ahorrar».

España, bien situada

Nuria Montes afirma que todavía es pronto para hacer una valoración de cómo esta escalada de precios podrá afectar a las reservas de cara a la temporada alta, aunque opina que las cosas podrían no ser tan graves como pueden parecer a primera vista. «Por desgracia, ya hemos vivido situaciones de crisis económicas en el pasado y tenemos antecedentes de cómo puede afectar».

En ese sentido, valora positivamente el hecho de que «el turismo, a día de hoy, se sitúa en el quinto lugar de la prioridad de gasto de las personas sólo por detrás de la alimentación, la vivienda, la sanidad y la educación» y considera también que «en cuanto al mercado internacional, existe un factor que puede inclinar la balanza hacia España y es que somos el país europeo más lejano al conflicto bélico».

Todo ello, subraya, «nos hace estar seguros de que muchos turistas europeos pueden decidir este verano elegir destinos españoles por una cuestión de seguridad y la Comunitat Valenciana, por sus conexiones y por la condición turística que tiene, está muy bien preparada para poder asumir este desgraciado valor diferencial. A nadie nos gusta pensar que una guerra nos puede llevar a tener un mejor verano turístico, pero es algo que tenemos que tener en cuenta».

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