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La cisne Paca frente al chiringuito Tsunami, uno de sus lugares favoritos en Altea Tsunami

Paca, la cisne 'influencer' que nunca quiso dejar Altea

El ave, que ya ha cumplido más de 30 años, es «un emblema» de la Villa Blanca donde las redes sociales alertaron esta semana de que su vida corría un grave peligro

Nicolás Van Looy

Altea

Viernes, 15 de julio 2022, 11:47

El calor aprieta con fuerza estos días de canícula sobre la bahía de Altea y son muchos los vecinos y turistas que se acercan hasta sus playas en busca de un pasajero alivio ante las altas temperaturas. También los hay que aprovechan esa escapada playera para reponer fuerzas en alguno de sus chiringuitos y allí, con algo de suerte, compartir un rato con todo un emblema de la Villa Blanca: la cisne Paca.

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Paca se ha hecho mayor, muy mayor, y aunque vive en libertad y no depende del ser humano para alimentarse, su condición de celebridad entre residentes y turistas habituales, ha hecho que la Asociación Somos Gos de Altea lleve años haciéndose cargo la labor de velar por su cada vez más delicada salud.

“Calculamos que tiene entre 31 y 32 años”, explica Mariola Terrer, presidenta de Somos Gos. Ella, junto a otros voluntarios de la asociación, ha sido la encargada de realizar la última actuación de urgencia para asegurarse de que la vida del longevo animal no corra mayor peligro después de que a principios de la presente semana saltaran todas las alarmas cuando en un muy activo grupo de Facebook que reúne a vecinos de l’Albir y Altea se alertara de que Paca, una auténtica ‘influencer’ local, tenía un sedal de pesca enrollado en el cuello.

Terrer explica que “llevamos cuidando de ella desde 2016, pero yo llevo viviendo en Altea desde hace 29 años y siempre la he conocido”. Y como el caso de la presidenta de Somos Gos, existen centenares de testimonios similare, siendo muy habitual que los turistas que llegan anualmente a l’Albir o Altea tengan entre sus prioridades visitar a un animal que casi consideran una mascota, aunque desde Somos Gos insisten en que “no se trata de un animal doméstico y no hay que alimentarlo porque es perfectamente capaz de hacerlo por sí mismo”.

Las alarmas, decíamos, saltaron a principios de esta semana porque Paca amaneció con un sedal enrollado en el cuello y su ala izquierda, la única que le queda sana después de que hace unos años sufriera la estulticia humana cuando un grupo de personas decidió perseguirla a bordo de motos de agua y acabaran produciéndole esa lesión que ahora le impide volar.

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Este último rescate de Paca, como muchos anteriores, es un bello ejemplo de colaboración ciudadana, uso correcto de las redes sociales y, sobre todo, amor a los animales. Mariola Terrer explica que “nos avisó Dino Trubianelli, el administrador del grupo We Love Albir de Facebook, donde se había alertado de que Paca tenía ese sedal enredado en el cuerpo”.

Al conocer la noticia, los voluntarios de Somos Gos “fuimos por la tarde, porque esperamos a un momento en el que no hubiera mucha gente, y ya habían intervenido otras personas” y le habían retirado el hilo al cisne. Sin embargo, aquello generó otro problema. “Lo hicieron con muy buena voluntad”, afirma Terrer, “pero estresaron mucho al animal y estuvo enferma toda la noche. No podemos olvidar que Paca es un animal salvaje y, por lo tanto, existe un protocolo concreto para interactuar con ella”.

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En cualquier caso, con más de 30 años de vida para un ejemplar que, en circunstancias normales, no suele vivir más de 12 años en libertad o 20 en cautividad, cualquier cuidado es poco y más si, como afirma Terrer, estamos ante “un emblema de Altea”. Por ello, “ahora hemos preparado un nuevo operativo para capturarla y someterla a distintas pruebas como una ecografía y una analítica, que es algo que hacemos dos veces al año”.

Unos desvelos y cuidados que no sólo necesitan del trabajo desinteresado de los voluntarios de Somos Gos, sino también de un considerable desembolso económico que la asociación realiza gracias a las donaciones de sus benefactores y que su presidenta cifra en “unos 300 o 400 euros al año”.

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Un esfuerzo que, pese a que la biología demuestra claramente que todo el tiempo que Paca siga viviendo “ya es de prestado”, seguirán realizando y para el que están planificando organizar “una fiesta benéfica a principios del próximo mes de septiembre”.

Superada la enésima crisis, Paca seguirá nadando cada día por la bahía de Altea y visitando sus playas y chiringuitos a pesar de que, como explica la máxima responsable de Somos Gos “nadie sabe por qué se ha quedado Paca en Altea. Antes, cuando podía volar, podría haber emigrado, pero nunca lo ha hecho” y la explicación a todo ello, quizás, la encontremos en el amor que han mostrado sus vecinos y turistas cada vez que los ha necesitado.

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Pero para que todos puedan seguir disfrutando de la bella estampa de Paca adornando con su blanco plumaje las aguas de la bahía, Mariola Terrer pide la colaboración de todos. “Paca tiene tres puntos de alimentación y tiene tres voluntarios que siempre están pendientes de ella. Pedimos, por lo tanto, a la gente que no le dé de comer. Primero, porque puede hacerlo sola y segundo, porque los suplementos que le puedan hacer falta ya se los damos nosotros. Además, aunque sea con buena voluntad, la gente puede hacer mucho daño. Muchos le dan maíz y eso ha provocado que tenga el hígado destrozado”.

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