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Nicolás Van Looy
Benidorm
Martes, 8 de febrero 2022, 01:13
La Comunitat Valenciana atraviesa uno de los inviernos más secos desde que se tienen registros acumulando desde el pasado día 1 de diciembre «un déficit del 85%» en las precipitaciones tal y como explica José Ángel Núñez, responsable de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), José Ángel Núñez.
Pese a ello, Núñez no considera que la situación sea especialmente alarmante ya que «los inviernos secos en nuestro territorio, generados por situaciones de estabilidad anticiclónica como la de este 2022, cuando se presentan, suelen ser especialmente persistentes y no son un fenómeno raro». Además, añade que «la situación más frecuente es que con la llegada de la primavera y el aumento de la energía disponible, comienzan a producirse los intercambios de calor norte-sur y comience a inestabilizarse la atmósfera y a producirse precipitaciones». Y, aunque esa «es la situación más frecuente, a veces no es así, por tanto, estaremos atentos a cómo evoluciona el tiempo las próximas semanas».
Aunque la falta de lluvias ya se ha traducido en una mayor sequedad del terreno, Núñez considera que «unos pocos meses no son suficientes para calificar la situación como de sequía e, históricamente, las sequías más adversas en la Comunitat Valenciana tienen una duración de varios años, y el pasado año hidrológico, que finalizó el 30 de septiembre de 2021, fue calificado como húmedo, y los dos anteriores muy húmedo y húmedo respectivamente».
Un análisis en el que coincide Jorge Olcina, Director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, que puntualiza que, si bien el periodo de falta de lluvias todavía no se ha prolongado lo suficiente como para hablar de sequía, «con los valores que hemos recogido en otoño y lo que llevamos de invierno, estamos entrando en una situación de prealerta de sequía».
Atendiendo a los registros que se vienen tomando desde 1950, José Ángel Núñez incide en que «en los últimos 70 años no se observan cambios significativos en el volumen total de precipitación en la Comunitat Valenciana», algo que, a su vez, no afecta por igual a todo el territorio. Así, sí se ha evidenciado «una ligera tendencia al descenso en el interior y aumento en el litoral, pero esta precipitación se puede estar acumulando localmente de forma distinta, con más torrencialidad en el litoral».
En ese mismo sentido, Núñez subraya que «el mismo volumen de precipitación anual, con episodios torrenciales más cortos, está dando lugar a menos días de lluvia. Es decir, se acumula la misma lluvia, pero en periodos de tiempo más cortos y flanqueados por otros periodos de varios meses sin apenas lluvias».
Jorge Olcina avanza que «los modelos que manejamos de cara a final de invierno y comienzo de la primavera indican que tendremos carencia de precipitaciones. La primavera es la segunda estación más lluviosa del año en la Comunitat después del otoño y, por lo tanto, los meses de marzo y abril serán claves. Si en ese momento las lluvias siguen estando por debajo de lo normal en un 40% o 50%, entonces sí entraríamos en una situación preocupante».
Una preocupación que comparte Núñez, que insiste en que «hay que seguir haciendo un seguimiento de la evolución de las lluvias, sobre todo en primavera» ya que, como subraya, es el agua caída en ese periodo la que «suele ser determinante para muchos sectores como la agricultura o los índices de riesgo de incendios del verano».
Tras un otoño en el que no se han producido los tradicionales y destructivos episodios de lluvias torrenciales o gotas frías, Jorge Olcina explica que esa circunstancia no debe de tomarse como referencia para tratar de visualizar qué es lo que ocurrirá en esos meses de marzo y abril que él mismo señaló como claves.
«Todo dependerá de las situaciones atmosféricas que puedan entrar. Lo que está claro es que, si a lo largo de un año se suman 150 días anticiclónicos estaríamos ante un año seco. Contando desde el 1 de enero, llevamos ya 40 días en esa situación. A eso, hay que sumar los 60 días de julio y agosto, dos meses eminentemente anticiclónicos… ya estaríamos en cien. Por lo tanto, si en marzo y abril seguimos con el anticiclón, entonces sí se confirmaría que estamos en una situación de sequía».
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