Dos de los tres últimos negocios que resistían en la estación de autobuses de Benidorm echan el cierre

La estación de autobuses de Benidorm sigue a la espera de que el Ayuntamiento de Benidorm licite un nuevo contrato de explotación después de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana anulara en 2007 (con sentencia ratificada en 2012) la adjudicación a Enrique Ortiz. Mientras tanto, según critica el PSOE benidormense, la instalación sigue deteriorándose y perdiendo la poca presencia comercial que quedaba en ella.

Así, tal y como han informado desde el principal partido de la oposición en la capital turística, ahora serán Mercadona y Lefties los negocios que abandonen sus locales en la estación de autobuses de la ciudad, lo que provocará que, más allá de su principal cometido, sólo queden en ella dos negocios: el hotel perteneciente al grupo Poseidón y un gimnasio.

Esta situación se produce, a juicio de los socialistas benidormenses, por «la dejadez, parálisis y nefasta gestión» del gobierno local. Rubén Martínez y los suyos lamentan que «la degradación de la estación de autobuses cada día va a más, con numerosos desperfectos en los locales vacíos, aseos inutilizados, escaleras mecánicas y ascensores que no funcionan y mucha suciedad acumulada».

Todo ello, según el PSPV-PSOE de Benidorm, ha provocado que se haya «condenado al cierre casi definitivo de la zona comercial» y alertan de que «si hasta ahora la primera imagen que se encuentran los turistas es una estación casi en ruinas, en unos meses la situación empeorará y los usuarios se encontrarán una estación fantasma y sin actividad comercial».

Por todo ello, los socialistas instan al ejecutivo local a que «licite cuanto antes» el nuevo contrato de gestión de la instalación.

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