El pleno de las flores

El Ayuntamiento de Benidorm ha aprobado el orden del día del pleno. Unánimemente, los concejales han dado el visto bueno al desahucio del Burguer King de la Avenida Uruguay. La Corporación municipal estima conveniente la modificación del Reglamento de Participación Ciudadana para facilitar que los vecinos acudan con sus propuestas al pleno y también la aplicación de los coeficientes catastrales, de acuerdo con la normativa del Gobierno central para 2015, y la entrega de distinciones y condecoraciones a miembros de la Policía Local, tal y como informa Benidorm Magazine.

Por otro lado, seguirá adelante la paralización del contrato con Park Control hasta que llegue el dictamen del Consell Jurídic Consultiu, a pesar de los votos en contra de la oposición, y se firmará con Producciones Baltimore SL el convenio para la organización del Low Festival hasta 2020.

Mientras se discutía la firma del contrato para la realización de dicho festival, la primera teniente de alcalde, Gema Amor (responsable también del Área de Escena Urbana) ha criticado al concejal no adscrito, Juan Ángel Ferrer, por haber realizado recientemente dos ruedas de prensa donde denunciaba el pago de sendas facturas muy por encima a los precios de mercado a la concesionaria de Parques y Jardines, La Generala, adjuntando documentación oficial con la firma de la propia concejala del CDL.

El zapato de Kruschev, las flores de Ferrer, los pagos de Amor y el macetón del alcalde

Hasta ahí, todo normal. Pero tras el debate político, y mientras recibiía las críticas, Ferrer ha colocado sobre su mesa macetas plantas ornamentales idénticas a las que la edil liberal tan caras paga. La cosa podía haberse quedado ahí, como el zapato de Kruschev en su famosa intervención del 12 de octubre de 1960 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero no. El alcalde, Agustín Navarro, ha codigo uno de los macetones del salón de plenos y lo ha puesto sobre la mesa, entre él y el Secretario. A ojos de los asistentes parecía un pulso para ver quién tenía la maceta más grande en una escena que Berlanga retrataría como más propia del Imperio Austro Húngaro que de una corporación municipal del siglo XXI. Posteriormente, tal y como ha confirmado Benidorm Magazine, el alcalde ha pedido públicamente perdón por la escena.