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J. SALVADOR GAYÀ
Viernes, 3 de abril 2015, 23:27
La 'mona' de Pascua es una tradición muy arraigada en la comunidad valenciana.
Para encontrar el origen y sentido de las 'monas' hay que retroceder en el tiempo pues ya las antiguas civilizaciones (siglo XV) las consideraban como un presente para obsequiar a sus divinidades en primavera.
Mona es una palabra que proviene del vocablo árabe «munna» y significa obsequio. Posteriormente se incorporó a nuestras costumbres y para nosotros significa que la Cuaresma y sus abstinencias se han terminado siendo el huevo que llevan símbolo del principio de la vida. Es costumbre que el Domingo de Resurrección, los padrinos o abuelos regalen a sus ahijados o nietos este presente.
Los ingredientes principales para su elaboración son la harina, aceite, huevo, azúcar, ralladura de limón, canela y el agua que admita. Tras una laboriosa elaboración se deja la masa reposar al menos una hora antes de meterla en el horno de leña. También es tradicional elaborar con la misma pasta el 'panquemado', 'panou', 'toña' o 'coca boba'.
En Pedreguer, en el horno tradicional de la Glorieta, como cada año por estas fechas, la actividad es frenética. La familia Morell Peris, Tonica y Juan José, junto a sus hijos Víctor y Juan Francisco, elaboran las 'monas' y 'cocas bobas' con la misma fórmula que heredaron desde 1865 fecha que se fundó el horno por su abuelo.
La cuarta generación, como contaba el actual patriarca de la familia Juan José, «las cosas han cambiado pero las tradiciones no. Aún recuerdo como tenía que ir con 12 años a repartir pan con una bicicleta a la que le habían puesto una caja de madera con 20 panes en su interior, y siete en cada manillar en unas bolsas de tela». El horno antiguamente tenía mucha más actividad, pues era costumbre de «viniesen las mujeres con la 'post' (tabla) de madera con el pan para cocer tapado con un 'manilet' (manta), o con las cocas, cacahuetes e incluso calabazas y moniatos para hornear».
La costumbre de ir a comer la 'mona' al campo o a las casitas es un festín. El 'perolet' de habas, las chuletas a la brasa y, por qué no, la paella, con los padres o amigos y terminar comiéndosela sin olvidar de romperle el huevo en la frente del amigo, forma parte de nuestras tradiciones más arraigadas.
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