Algunas de las cerezas agrietadas tras las lluvias y el viento. :: LP

La lluvia provoca pérdidas del 65% de la cosecha de cerezas en la Vall de Gallinera

Los agricultores aseguran que será complicado vender el producto porque no puede llegar en condiciones al mercado internacional

B. ORTOLÀ

Miércoles, 3 de mayo 2017, 00:18

Los vecinos de la Vall de Gallinera han recibido un duro golpe nada más empezar con la campaña de recogida de la cereza. Las últimas lluvias han echado a perder alrededor del 65% de la cosecha total. El agua y el viento han provocado que gran parte de las cerezas estén agrietadas. Las más afectadas han sido las frutas tempranas, de las que sólo el 20% de la cosecha se podrán destinar a la venta; mientras que las de segunda fase, 'mitjanes', se salvará alrededor del 50%.

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El presidente de la Cooperativa de Cerezas de la Montaña de Alicante, Vicente Sanchis, auguró que debido al mal tiempo, la producción de este año se limitará a los 300.000 kilos de cerezas. Unas cifras que distan mucho de los 1,2 millones kilos registrados en 2016.

Se trata de unas pérdidas importantes que han dejado desolados a los agricultores de la zona, ya que para este ejercicio las previsiones de producción eran bastante elevadas. Según comentaron algunos agricultores del municipio al inicio de la campaña: «los árboles están muy cargados y las cerezas tienen un tamaño considerable».

Además de la pérdida de más de media cosecha, hay que sumar los problemas económicos que conlleva. Uno de ellos derivado de la alta competencia del mercado. Según comentó Sanchis, el mercado de ámbito nacional está saturado, no existe tanta demanda para colocar todo el producto, por ello los comerciales acuden al mercado internacional. Pero debido a las consecuencias del temporal, estará mucho más complicado.

El presidente de la cooperativa explicó que en el estado en el que están las cerezas, no llegan en condiciones óptimas, por lo que los países compradores se muestran reacios a comprar el producto. El agricultor también debe tener en cuenta el peligro que supone dejar el fruto estropeado colgando del árbol ya que termina pudriéndose y puede provocar que el cerezo enferme, por lo que es imprescindible retirar la fruta afectada cuanto antes.

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Según el alcalde de la Vall de Gallinera, Toni Pardo, estas tareas suponen el aumento del número de personas: «a veces hay que triplicar los trabajadores con el gasto que eso supone para los agricultores».

A pesar del desastre de los primeros días, los vecinos de la Gallinera siguen trabajando para salvar la campaña, mirando de reojo al cielo y esperando que no caiga otro chaparrón. Si el tiempo ayuda, esperan obtener buenos resultados con las cerezas tardías: «esperamos no tener tanta mala suerte», apuntaron.

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