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B. Ortolà
Lunes, 13 de julio 2020, 22:27
Hay cosas que ni una pandemia cambia. En la Marina Alta son las conexiones ferroviarias, que con la nueva normalidad siguen siendo uno de los más anhelados deseos de los vecinos. De hecho el próximo 28 de julio se cumplirán cuatro años desde que el servicio del TRAM, que conectaba Dénia con Alicante, dejó de prestar servicio.
Diversos han sido los retrasos que ha sufrido el proyecto de la línea 9. El último de ellos anunciado por FGV el pasado mes de noviembre y que está ligado a la finalización del nuevo Pont del Quisi en Benissa, zona de paso obligada para el nuevo tren y que según vaticinaron en aquel entonces, no estará finalizado hasta finales del 2021 o principios del 2022.
Una situación que a lo largo de todo este tiempo ha golpeado en el estado de ánimo de los vecinos de la comarca, quiénes en su mayoría han pasado de enfado a la resignación e incluso a cierta 'indiferencia'. Así se desprende, al menos, en las proximidades de la estación de tren situada en Dénia, donde a medida que ha pasado el tiempo, ha ido menguando la presencia de gente, «hace un tiempo, cuando todavía funcionaba el bar de la estación, venía mucha gente a almorzar y la zona tenía vida, pero al cerrar, está todo muy quieto», explicó ayer un vecino y usuario.
De hecho la estación se ha convertido en un edificio prácticamente desierto. Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) sigue prestando el servicio en autobús, por lo que la taquilla y punto de información siguen abiertos al público, aunque éste ha disminuido notablemente. «Si quieres ir a otro municipio de la comarca está bien, pero si lo que buscas es trasladarte hasta Alicante, es mejor buscar una alternativa», apunta María Dolores, una vecina de Dénia que viaja «semana si, semana no» hasta Gata de Gorgos.
No le falta razón a esta usuaria, de hecho los operarios en el punto de información de la estación también confiesan que hay alternativas mejores para realizar el trayecto Dénia-Alicante que el que ofrece FGV actualmente: «el precio del billete es de 7,15 euros. Hay que hacer dos transbordos, el primero cuando llegas con el autobús hasta Calp, donde tienes que coger el intermodal hasta Benidorm. Allí haces otro transbordo para coger el TRAM que te lleva hasta Alicante. El recorrido se hace pesado, son más de tres horas y encima ahora con el tema del Covid-19, se hace aún más agotador, explica uno de los operarios.
El «anquilosamiento» de este servicio ha provocado el descenso de usuarios, que optan por otras opciones, «como el autobús que va directo a Alicante, de otra compañía. Tan solo hace una parada y llega en una hora y media», remarca el propio operario. Aunque el precio es superior, un billete de ida cuesta 22,45 euros, «compensa bastante, por la rapidez y la comodidad», apunta.
A la espera del inicio de las obras en el Pont del Quisi de Benissa, que todavía no tienen fijada la fecha, FGV sigue con los trabajos de adecuación de la línea 9 para recuperar su servicio. De hecho, la pasada semana se iniciaron las obras de renovación de la vía y acondicionamiento del tramo entre Gata de Gorgos y Dénia. El objetivo, indican, es conseguir una modernización integral de este tramo en lo que afecta a carril, traviesas y balasto. La intervención «cuenta con un presupuesto de 14,5 millones de euros y afecta a 10,93 kilómetros de vía. El plazo de ejecución previsto es de 11,5 meses».
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