B. ORTOLÀ
BENIDORM.
Jueves, 15 de julio 2021, 00:22
«Esta estampa es casi indescriptible». Así califica una de las personas que trabaja rematando los ya últimos retoques del Intempo, el edificio residencial más alto de la Unión Europea y que con cuyas apertura, prevista para el próximo mes de septiembre, Benidorm tocará el cielo ... .
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Opulencia es la palabra que mejor define a este mastodonte de hormigón de 198 metros de altura, un total de 47 plantas, formado por dos torres con 256 viviendas y coronado por el ya icónico diamante donde el lujo rebosa por los cuatro costados. De hecho, cuando uno conduce por la AP7 a la altura de la ciudad de los rascacielos sabe que el Intempo no es un edificio más del 'skyline' de Benidorm.
Además de su dispar forma, llama también la atención el color dorado de las cristaleras que impregnan toda la fachada. Todo en esta construcción impresiona, ya desde la entrada al recinto. La mercantil americana que recuperó el proyecto, abandonado allá por el año 2009 por culpa crisis económica, decidió hacer algunos retoques sobre el plano original; y el acceso entró en este listado. Está dividido en dos partes principales: una gran rotonda en la que los coches pueden acceder para que se apeen los dueños o las visitas; después un enorme lobby, que recuerda al de un hotel de cinco estrellas, en el que destaca una extraordinario olivo, justo entre las dos torres, donde si uno mira hacia arriba puede observar los bajos del diamante.
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También en el lobby se ubicarán, cuando el edificio abra sus puertas, la recepción y la zona de descanso del servicio y mantenimiento, cuya plantilla estará formada por unas 40 personas, apuntan desde la promotora, la madrileña Uniq Residential.
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De hecho este es uno de los puntos diferenciadores de Intempo respecto a otros edificios de este estilo; «está a camino entre el residencial y el hotel, porque los inquilinos tendrán los mismos servicios que se ofrecen en un recinto hotelero como es la lavandería, o el servicio de cocina», explican.
Otro de los cambios importantes respecto al proyecto original fue dotar al residencial de más espacios comunes. Así en la planta cero, se optó por cambiar el diseño de la enorme terraza trasera del edificio. Inicialmente se había proyectado la construcción de una piscina, una pista de pádel y otra de tenis, pero al final se decidió eliminar las dos pistas deportivas para ampliar la piscina y dejar espacio para el relax, «una zona de 'playa' con más de 200 hamacas», apuntan. Y en la parte delantera, un restaurante y una zona de juegos y ludoteca para los más pequeños. Todo ello, será de uso exclusivo de los propietarios y amistades, no se permite el acceso a personas ajenas al complejo, habrá seguridad encargada de ello.
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Lo que prácticamente no ha variado desde que se ideó este edificio son los apartamentos, a excepción de la parte superior del diamante, donde se optó por convertir las dos últimas plantas en espacios comunes.
La apuesta por ampliar los espacios comunes culmina en la cima del edificio, concretamente en estas dos últimas plantas del imponente diamante. Allí la mercantil americana renunció a habilitar varias viviendas más de lujo y optar por zonas de ocio y deporte, marinadas con las mejores vistas de la ciudad.
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Para acceder a estos espacios, los usuarios disponen de ascensores directos y rápidos, de hecho los más rápidos de España en este tipo de residenciales: «se puede subir desde la planta baja al piso 46 en 45 segundos, una media de 4,2 metros por segundo. Y todo ello prácticamente sin enterarse, pues no se notan movimientos bruscos ni en las subidas ni en las bajadas».
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Tanto en la planta 46 como en la 47 las vistas son de 360 grados. La primera, la inferior está divida en tres partes. Los residentes pueden disfrutar de un gimnasio completamente habilitado con vistas al Puig Campana, «habrá clases con varios horarios, pero los residentes podrán hacer uso de las instalaciones cuando lo prefieran».
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Justo al lado del gimnasio, para poder recuperarse del ejercicio, una pequeña cafetería, también con vistas impagables a la impresionante montaña. Y al otro lado, con vistas al mar un spa con sauna y todo Benidorm a los pies. Mientras que en la cima, coronando este exuberante residencial, se puede disfrutar de un chill out, con una enorme terraza y hasta seis spas. Aquí uno no se relaja a la luz de la luna, lo hace prácticamente tocándola con los dedos.
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