Luis Eduardo Aute era un enamorado de Dénia pero, sobre todo, de sus amigos, los que había encontrado iniciados los años 90 en esta ciudad bañada por el Mediterráneo. A la ciudad coronada por el Montgó, llegó con su mujer, Marichú, y sus tres hijos, Laura, Pablo y Miki para cambiar de aires, y pasar largas temporadas en una casa alquilada en Las Marinas, junto al hotel Noguera, convertido con los años en su otra casa, como el propio Aute reconocía.
Publicidad
Una de sus mejores amigas recordaba ayer sus vivencias con este cantautor que adoraba las paellas de su gran amigo, Carlos Arjona, con el que se reencontrará ahora, después de que el destino se lo llevase un día del año 1997. O las cañas y aperitivos, acompañados de buenas conversaciones y amigos, en torno a las que se reunía en los chiringuitos de Tona.
Aute tenía un perro al que puso 'Dénio' en homenaje a su segunda ciudad. Lo encontró perdido por Las Rotas un día que iba en coche con su mujer al Helios a comer. «Se cruzó delante de nosotros un coche matrícula de Madrid y no dudó en frenar, parar y recoger al perrito», comenta una de la que se convertiría en una de sus mejores amigas y que iba detrás de ellos en otro coche con su marido rumbo al mismo restaurante. Allí, acabaron tomando el postre juntos y se convirtieron en grandes amigos. De hecho, Aute compuso una canción 'Ché que mal' cuando falleció el que fuera su gran compañero, amigo y confidente, Carlos Arjona.
Esta pérdida le marcó profundamente, pero Aute no dejó de regresar a la tierra que tanto le aportó, aunque no lo hacía con la asiduidad de antes de morir Carlos.
La última vez que estuvo en Dénia fue el pasado verano, aunque ya no era el mismo, su rostro y cuerpo delataban las secuelas del infarto que sufrió en 2016. «El último lugar al que quería ir Eduardo era a Dénia», comentaba Marichu a la mujer de Carlos Arjona, Elena Tello. Y así fue, estuvo en Dénia y disfrutó de su gente, del olor a mar, del color del Montgó y la arena.
Pero su ilusión era venirse a Dénia a vivir y que la ciudad tuviese una exposición permanente de su vida y trabajos. Ahora «se ha ido para siempre». Sí, se ha ido un hombre familiar, al que le gustaba la vida, disfrutar y aprovechar los buenos momentos en compañía de los suyos, de sus amigos y en la ciudad que le enamoró nada más verla: «Dénia».
Publicidad
Más información de Aute
LAS PROVINCIAS / EFE
Miguel Lorenci
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.