La pandemia frena la vuelta a casa de muchos residentes extranjeros

Con la virulenta irrupción de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, centenares de residentes extranjeros en la Marina Alta han tenido que cancelar muchos de sus planes entre los que entraban viajes a sus países de origen o viceversa. Es el caso de Verity Waddell, una británica que llegó a Calp hace 19 años y que hace 4 fijó allí su residencia habitual, «cuando empezó todo el proceso del Brexit», explica.

A Waddell las restricciones a nivel mundial le han privado de disfrutar de uno de los días más emotivos de su vida. Y es que el pasado 1 de mayo su padre, James Lindsay, cumplió cien años, por lo que esta británica instalada en el municipio del Penyal d'Ifac había planeado un viaje para celebrar con su familia fecha tan señalada.

«Tenía contratado mi vuelo para la última semana de abril, pero mucho antes ya me confirmaron que no podría volar, fue muy triste». Waddell lamenta que su padre se quedase sin tan especial celebración. Especialmente le entristeció no poder darle su regalo pues «le había organizado un viaje a España, había contratado un avión privado. Él ya sabía del regalo porque para planificar el viaje, necesitábamos sacar algunos permisos. Le hacía mucha ilusión».

Pese a ello, Waddell se queda con la parte positiva, «mi padre está bien cuidado en la residencia en la que vive al norte de Inglaterra, está fuerte de salud y deseando realizar el viaje una vez acabe toda esta crisis». De hecho, ya están planeando trasladar el regalo para en septiembre pues «esperamos que la situación haya mejorado entonces».

También se quedaron sin poder volver a su país de origen Marc Verhelst y Anne Nieuladt, un matrimonio belga que pasa largas temporadas en su casa de Benirrama, en la Vall de Gallinera, desde hace 14 años. Su última escapada, desde el corazón económico de Europa hasta esta pequeña población, fue en enero. «Vinimos para pasar unos meses, en abril teníamos pensado volver a Bélgica». Pocos días antes de su viaje cancelaron todos los vuelos comerciales, «por el momento no hay posibilidad de adquirir otros billetes», comentan. Marc y Anne aseguran estar «muy bien» en Benirrama, «por suerte tenemos casa propia y no nos falta de nada», aunque nada más abran las fronteras, intentarán partir para Bélgica, «allí está nuestra familia y tenemos muchas ganas de ver a nuestro nieto».

Una situación inversa viven Eduardo Sendra y Rosa García, un matrimonio de Pego afincado en Bruselas desde hace más de 30 años. Allí formaron su familia, que ya cuenta incluso con nietos. Sendra y García, ya jubilados, tenían previsto visitar Pego en Semana Santa y pasar allí una larga estancia, pero dos semanas antes la compañía les comunicó que cancelaba todos los vuelos, poco antes se inició también la cuarentena en Bélgica: «si lo hubiesen sabido un poco antes que iban a cerrar fronteras, hubieran viajado cuando podían a España para pasar aquí el confinamiento», explica David Sendra, hijo de la pareja.

El lunes también empieza allí el proceso de desescalada, «estará permitido quedar cuatro personas, siempre que sean de la misma familia, pocos se saltan las normas porque las multas son de 350 euros», matiza David.

La pareja también cuenta ya los días para que se levanten las barreras en las fronteras y poder venir a España con coche, aunque todavía no han fijado fecha. «Ahora mismo está complicado, además hay que ser precavidos, la salud es lo primordial, ya volverán cuando puedan».